México, D.F.-
Al llegar a sus 75 años de vida, el PAN ha olvidado sus principios, se conforma de pequeños grupos y sólo le apuesta a la operación político-electoral. El mal que aqueja al Partido Acción Nacional (PAN) es una crisis de mala imagen que puede generarle una debacle en las elecciones de 2015.
Así es como panistas y académicos ven al Acción Nacional que durante 61 años fue una férrea oposición, 12 más gobernó el país y en dos años ha visto profundizar un conflicto interno reflejado en acusaciones de corrupción, escándalo por una fiesta con mujeres pagadas, cuestionamiento de la existencia de fascistas en sus filas y golpeadores, entre otros.
El politólogo Víctor Reynoso Angulo, quien ha estudiado las crisis del PAN, aseguró que el actual momento del partido es el peor por el que ha atravesado, porque se enfrenta a un deterioro de su imagen.
“Es una crisis muy severa de imagen, quizá la más severa en la vida del partido por diversas razones. Yo creo que va a ser un mal año electoral, el próximo, para el PAN”.
La mala imagen, dijo, no es producto de la prensa, como se expresó, sino de hechos duros, severos, que la justifican, y ello impide que al blanquiazul se le reconozcan los logros a través de reformas como la político-electoral e incluso la energética.
Sugieren “desempolvar” doctrina
El profesor de Ciencia Política en el Tecnológico de Monterrey, Gustavo López Montiel, consideró que el impacto hacia adentro del PAN frente a sus conflictos es poco, sobre todo porque el grupo que lo controla hoy mantiene su capacidad de movilidad política y electoral.
“El PAN ha tenido diversos momentos desde sus inicios, pero conforme creció y hasta hoy se ha visto envuelto en escándalos y pugnas internas que lo han deteriorado, pero puede que le impacten poco, porque al final de cuentas lo que importa es su capacidad de movilización”, comentó el experto.
El PAN —añadió— aparece débil en su imagen, habrá que esperar a ver la capacidad de movilidad que tendrá para los procesos electorales de 2015.
Gerardo Ceballos, director del Centro de Estudios, Documentación e Información sobre el PAN, consideró que el partido debe desempolvar la doctrina que contiene los 10 principios sobre los cuales se creó al organismo: nación, persona, estado, orden, libertad, enseñanza, trabajo, iniciativa, propiedad, campo, economía, municipio, derecho y política.
Un pasado azul
De acuerdo con el diario de Clicerio Cardoso Eguiluz, el segundo militante registrado en el PAN después de Manuel Gómez Morín, el 10 de febrero de 1939 fue la primera vez que conoció sobre la idea de creación de Acción Nacional.
A partir de entonces se trabajó en la construcción de una organización que nacería para hacer el contrapeso al sistema posrevolucionario. Entre el 14 y el 17 de septiembre de 1939, los fundadores se encerraron en el antiguo Frontón México para aprobar los documentos fundacionales de la organización, que puso en el centro de sí misma al ciudadano.
Gerardo Ceballos recordó que el PAN comenzó a ser inundado de personalidades como Miguel Estrada Iturbide, Efraín González Luna, Gonzalo Chapela, Carlos Septién García, Alejandro Avilés, Luis Calderón Vega —padre del ex presidente Felipe Calderón—, Juan Landerreche, entre muchos otros.
A partir de su fundación, comentó, el PAN vivió momentos de crisis, pero no como los actuales.
En los primeros 10 años del partido, varios militantes comenzaron a abandonar las filas por cuestiones laborales, personales e incluso amenazas del sistema.
En 1965 ocurrió una nueva crisis que generó la salida de militantes, debido a que el partido decidió no involucrarse en la democracia cristiana que se desató en América Latina, como pidieron los jóvenes.
Entre 1975 y 1978 se dan confrontaciones ideológicas entre personalidades como José Ángel Conchello, Efraín González Morfín, Raúl González Schmall, entre otros, quienes comenzaron a dividirse en grupos.
Gerardo Ceballos relató que Efraín González Morfín, entonces dirigente del partido, hizo de lado a panistas fundadores como Rafael Preciado Hernández, Juan Landerreche y Miguel Estrada Iturbide, a quienes decidió no escuchar sobre una decisión de redirección de principios. Ello derivó en la confrontación con Conchello y el distanciamiento y la salida de varios panistas.
En 1992, una nueva diferencia ideológica termina con la salida del partido de gente como Pablo Emilio Madero, Jesús González Schmall, José González Torres, Bernardo Bátiz, entre otros.
“Si no se busca dar el paso siguiente, pero afianzando el que se tiene, nos vamos a perder, y es que el PAN ha querido dar tres pasos a la vez”, sentenció Ceballos.
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