Washington, E.U.-
En un ambiente de indignación y desconcierto, los estadounidenses recibían este miércoles la noticia de que una segunda enfermera del Hospital Presbiteriano de Dallas, en Texas, resultó contagiada de ébola. Las autoridades sanitarias la trasladaron por la tarde al Hospital Emory ubicado en Atlanta, Georgia.
La mujer, que al igual que el primer caso también atendió al paciente liberiano Thomas Duncan, quien murió por el ébola en el Hospital Presbiteriano, viajó —con fiebre— el 13 de octubre en un avión comercial que hizo el recorrido Cleveland-Dallas, un día antes de informar de sus síntomas. Las autoridades están contactando a las 132 personas que compartieron el vuelo de Frontier Airlines con ella.
Aunque la enfermera tomó el primer vuelo el 10 de octubre, los riesgos de infección serían mayores el día de su regreso el día 13. Según confirmó el director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), Thomas Frieden, la enfermera, identificada en los medios como Amber Joy Vinson, fue diagnosticada a primera hora de este miércoles. “Las dos personas contagiadas estuvieron expuestas a los fluidos del primer paciente contagiado por el virus”, dijo Frieden. “Por esa razón la segunda paciente, expuesta al virus de ébola, no debió haber viajado en un vuelo comercial a Ohio”.
El funcionario detalló que “aunque tenemos una lista de más de 70 personas que estamos monitoreando muy de cerca, hay un grupo de cuatro personas sobre las que mantenemos una vigilancia más estrecha”.
El presidente Barack Obama se reunió de emergencia con su gabinete de Seguridad Nacional para conocer las medidas que se están tomando para evitar nuevos errores. Aun así, en un intento por inspirar confianza en la estrategia que se está siguiendo, se puso él mismo como ejemplo: “He estrechado las manos, abrazado e incluso besado no a los doctores, sino a algunas de las enfermeras”.
Obama también sostuvo una videoconferencia con los líderes de Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido, a quienes urgió a comprometerse más en la lucha global contra el ébola. La vigilancia, advirtió, deberá ser “mucho más agresiva” si se quiere evitar la propagación “a nivel mundial” del virus.
En tanto, la Unión Nacional de Enfermeras decidió romper el silencio y salió en defensa de las trabajadoras del Hospital Presbiteriano de Dallas que fueron expuestas al virus.
La agrupación recabó testimonios de forma anónima entre las enfermeras del hospital, según los cuales, las autoridades hospitalarias ocultaron errores que van desde el manejo de las muestras de sangre del primer paciente hasta el equipo que usaron las enfermeras a la hora de interactuar con Duncan desde que fue ingresado, el 20 de septiembre, y hasta su deceso, el 8 de octubre.
Según dijo Deborah Burger a medios de comunicación, cuando Duncan fue ingresado, con síntomas de ébola, se le internó pero no se le aisló del resto de los pacientes “durante varias horas”.
Además, ninguna enfermera contaba con el traje aislante que se usa en este tipo de situaciones y partes de sus cuerpos quedaron expuestas.
“Se les dijo que debían ponerse hasta cinco capas de cinta aislante en el cuello”, dijo Burger. Un segundo fallo habría sido el manejo de los fluidos del paciente, como las muestras de sangre, enviadas sin sello adicional especial y a través de la red tubular de mensajería interna, comprometiendo así el sistema por donde circulan las muestras de otros pacientes.
Además, el material desechado en el tratamiento de Duncan tardó en ser retirado de las salas hospitalarias, comprometiendo la salud del personal médico, según las enfermeras.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) contabilizó ocho mil 997 personas contagiadas por el virus del ébola y cuatro mil 493 decesos por este mal hasta el 12 de octubre en los países afectados: Liberia, Sierra Leona, Nigeria, Guinea, Senegal, España y EU.
Reconocen fallos. En España, la ministra de Sanidad reconoció este miércoles por primera vez que el manejo del gobierno de la crisis por el virus del ébola podría haber sido mejor. “Probablemente no hemos hecho todo bien”, dijo.
La enfermera Teresa Romero, de 44 años, se encuentra aislada, en condición grave, pero estable, en el hospital Carlos III de Madrid, donde permanece desde que el 6 de octubre se confirmó que había dado positivo por ébola. Otras 15 personas están internadas y 68 están bajo vigilancia.
En Colombia, el gobierno aclaró que no está negando la entrada al país a los viajeros procedentes de países afectados con ébola sino sólo aplicando controles más estrictos. Por su parte, el gobierno de Santa Lucía anunció la prohibición inmediata de la entrada en su territorio a viajeros provenientes de Guinea Conakry, Liberia y Sierra Leona.
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