El proceso de auto-destrucción emprendido por el Comercio Organizado de Reynosa ha sido lento, pero seguro.
Todo inició cuando los hombres de negocios adheridos a la Cámara de Comercio de Reynosa fueron alcanzados por la ambición, empresarios al fin, y buscaron dar el salto del sector privado al sector público.
Esa tentación por el poder no fue lo peor, sino que hubo partidos políticos que les abrieron la puerta.
El primer antecedente ocurrió cuando el empresario Humberto Betín Cantú encaró una elección contra el PRI bajo las siglas del PAN; los resultados sorprendieron hasta al propio Betín quien estuvo a un tris de llegar a la alcadía.
Durante varios años, la Cámara de Comercio, asumiéndose como un órgano partidista se declaró ‘robada’.
Varios años después, Ramón Pérez García salió de la dirigencia de la Cámara para abanderar la causa del PARM y bajo esas siglas venció al PRI y al PAN y llegó a la presidencia.
Logros aparentes para el sector empresarial pero comenzaron a generar contaminación al interior de la CANACO.
Otros socios comenzaron a preguntarse ‘¿y por qué yo, no?’
Alejandro Sáenz Garza (QEPD) también salió de la Cámara para buscar, bajo siglas panistas, puestos de elección popular y, seguramente el caso más sonado es el de Luis Gerardo Higareda que después de dirigir el organismo llegó a la alcaldía bajo las siglas del PRI con el final que todos conocemos.
Los hombres de negocios ganaron espacio en el sector público, pero perdieron enormidad en su entorno; se abrieron espacios a diestra y siniestra para cualquiera y se formalizaron grupos de poder ‘partidista’ en el interior hasta llegar al vergonzante episodio que hoy protagonizan Cesar Martínez Ponce y Gildardo López Hinojosa.
En el caso permea el espectro partidista porque uno de los grupos simpatiza con el ex alcalde Francisco García Cabeza de Vaca y el otro con el gobernador Hernández Flores.
Ambos se lanzan acusaciones mayores de fraude, robo y demás lindezas.
Gildardo dice que César ni siquiera es socio y este, a su vez, dice que el primero ni siquiera es comerciante porque no se le conoce negocio alguno.
Para acabarla ha entrado al juego un grupo de ex presidentes de la Cámara pero algunos de ellos ya ni siquiera son socios, según lo ha reconocido el propio Gildardo.
La cuenta regresiva toma velocidad.
La bomba está a punto de estallar y acabar con lo poco que queda del organismo.
Lástima de todo sólo quedaron despojos; del organismo como tal, y de los que salieron de ahí para buscar el espacio de poder.
Es la imagen viva de la auto-destrucción.
EL FINAL
Hagan sus apuestas; Gamundi insiste en ‘8 de 8’ y Garza de Coss sentencia: ‘5 de 8’.
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