Monterrey, N.L.- Sabina Berman confesó ante el público que asistió a su presentación de su último libro “El Dios de Darwin”, el pasado domingo 19 de octubre, que mientras lo estaba escribiendo sintió que de un momento a otro “le iba a caer un rayo encima”.
Y es que la narradora y dramaturga afirmó contundentemente que no cree en el Dios de la Biblia, más sin embargo, tuvo momentos en los cuales tuvo la sensación de que “la furia de Dios” podía desatarse contra ella, por todos los cuestionamientos que se ha hecho, no sólo escribiendo el libro, sino a lo largo de su vida.
Ella se presentó en la XXIV Feria Internacional del Libro, evento organizado por el Tec de Monterrey en Cintermex.
“Yo pertenezco a una generación -que es la de ustedes- donde dejamos de creer ciegamente en el relato de la Biblia, pero todavía no existe un relato en la ciencia que nos responda nuestras preguntas de convivencia: ¿qué es el bien y el mal?, obviamente no tenemos ese relato porque nada más volteen a ver lo que estamos viviendo en México”, apuntó.
A decir de Berman, la generación a la que ella pertenece se hace preguntas todo el tiempo, preguntas que la religión no puede ofrecer respuestas, pero que la ciencia aún no alcanza tampoco el nivel de vida cotidiana.
“Tenemos preguntas como: ¿es bueno que mi hijo ande enamorado de otro muchacho? no tenemos todavía en la ciencia el relato que no los responda”.
La también autora de “Puro Teatro” se autodefinió como “relatora profesional”, y recordó su etapa de la infancia en la que observaba -y estudiaba- con su abuelo, quien se dedicaba a escribir Biblias.
“Yo escribí este libro para regresar a la gran pregunta: ¿cómo relatamos? ¿de dónde viene el relato de la Biblia? y ¿cuál ese relato en la ciencia que podría respondernos esas preguntas de convivencia.
“Mi abuelo fue escriba de Biblias; se dedicaba a contar una sola historia durante toda su vida: a escribir la Biblia una vez que terminaba un gran rollo, empezaba a escribir otro, desde el principio, desde que ‘Dios creó el principio’, esa primera frase de la Biblia.
“Y mi abuelo no tenía preguntas. Todo estaba en la Biblia, todo estaba en la Biblia. Y tenía un libro que se llamaba la mesa angosta donde le decían cómo cortarse las uñas, en qué orden para que fuera mejor, más agradable a Dios”, relató.
Sabina Berman subrayó que no cree en el Dios de la Biblia pero sí cree en el Dios de Darwin a quien describe como el “sacerdote científico”.
“Me encanta Darwin, porque es un personaje amable, cordial y muy humilde. Darwin nunca dijo: todas las generaciones pasadas y nosotros venimos a descubrir cómo es realmente el mundo; en cambio él dice: los relatos religiosos fueron el esfuerzo de miles de generaciones, son una hazaña, pero estamos posiblemente listos para intentar otro relato, con otras reglas.
Explicó que Darwin al observar a las diferentes especies, llegó a la conclusión de que el bien se manifestaba a través de las conductas que aumentan el bienestar y la salud del grupo y por el contrario, el mal se refleja en las conductas que quitan vitalidad al grupo.
“Digamos que si existe un Dios, es un Dios que tiene costumbres, hábitos de creación distintos a los que describen las religiones milenarias, por ejemplo: las tres religiones principales siempre se imaginan al universo como un triángulo y todas las organizaciones copian el triángulo.
“El relato religioso se imagina al universo en triángulos. El relato que la ciencia ha descubierto de cómo es realmente la naturaleza se la imagina más bien como un árbol, donde la vitalidad se va por muchos lados”, argumentó la dramaturga.
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