Antes fue Michoacán, y antes Chihuahua, y antes Sonora y así sucesivamente vamos viendo cómo el gobierno federal envía a su grupo pesado a tratar de apaciguar a los estados en conflicto, pero ni así.
La reunión entre Enrique Peña Nieto y el recién nombrado gobernador de Guerrero, Rogelio Ortega, resulto más de lo mismo.
No hubo anuncios espectaculares de resolución de la desaparición de los jóvenes estudiantes.
El procurador Jesús Murillo Karam tampoco resuelve de fondo el enigma y se limitó a decir que aprehendieron a otras cuatro personas, con lo que la suma de detenidos asciende a 56 y así se la llevarán hasta el infinito.
El nuevo mandatario estatal se suma a la lista de gobernadores que han pedido la intervención federal para calmar sus entidades y hasta ahora no ha habido resultados contundentes.
En el caso de Chihuahua la intervención federal fue mas adecuada a las condiciones de esa entidad, algo que no ha sucedido en el resto del país.
Y aunque en Michoacán aseguran que las cosas se tranquilizaron, lo cierto es que el hecho de que Guerrero se lleve las primicias en notas periodísticas sobre inseguridad, no significa que los estados estén gozando de cabal paz.
Cuando hechos de esta magnitud ocurren en el país, lo común es que aprehendan a todo el que se mueva, ya luego vendrán los “usted disculpe”, por lo pronto es mostrar que se trabaja y se avanza en la investigación.
Y en todo este embrollo la ciudadanía está de espectadora, poco le queda por hacer ante la violencia y los atropellos.
Escuchando hoy a dos señoras en el banco, una de ellas decía que cómo era posible que los estudiantes guerrerenses entraran a los negocios y se llevaran aparatos electrónicos, cuando lo que iban a pedir era agua.
A lo que la señora que la escuchaba le dijo, que en la confusión otras personas aprovechan la situación para sacar ventaja “no son los estudiantes”, dijo convencida.
Y sí, en la confusión por la inseguridad galopante, hay quienes se aprovechan y se benefician, unos mediante el asalto y el crimen, otros con negocios muy rentables, asesorías y demás, supuestamente para disminuir la violencia.
En medio de la confusión los ciudadanos y ciudadanas ven cómo el país se desmorona, cómo los funcionarios se creen las historias de que la inseguridad va menguando.
Y el miedo persiste en la población indefensa, miedo a los delincuentes, miedo a las autoridades, un círculo vicioso que parece no terminar nunca.
MEXICANAS SIN ACCESO AL PODER
Un informe del Foro Económico Mundial señala que las mujeres mexicanas continúan rezagadas en comparación con los hombres en el acceso a puestos de poder.
De 142 países donde se hizo el estudio, México ocupa el lugar 80 en el Índice Global de Brecha elaborado por este organismo, en el que alcanza .6900 de 1.000 posibles.
Para poder hablar de equivalencia entre géneros tendría México tendría que registrar esos 1.000 puntos posibles.
Y lo peor es que conforme llega el PRI al poder el retroceso de las mujeres en posiciones de poder se reducen, ya que cayó en la lista doce lugares del 2013 al 2014.
Tamaulipas es uno de los estados donde más se observa ese retroceso de las mujeres que después de tener cargo de poder en el gobierno, han visto reducidas sus posibilidades de acceder a cargos de toma de decisiones.
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