Las reacciones que han surgido después de la conferencia de prensa donde el procurador Jesús Murillo Karam dio a conocer los más recientes resultados sobre las investigaciones por la desaparición de 43 normalistas en Guerrero son un excelente termómetro del ambiente que prevalece entre la sociedad mexicana.
Quienes hayan visto completa la comparecencia del funcionario federal, no pueden negar que el plan de las autoridades era irreprochable: un encuentro transmitido en vivo, en cadena nacional donde no hubo cortes comerciales, ni siquiera cuando los medios de comunicación más críticos del sistema cuestionaron al procurador con sus mejores argumentos.
En lo personal me sorprendió Murillo Karam, principalmente al momento de enfrentarse con los reporteros, pues aunque se le vio soberbio en la forma de contestar, muchas de las preguntas siempre lo hizo de forma puntual, con argumentos basados en la ley. En pocas palabras, puedo decir que el tipo defendió muy bien al gobierno que representa.
Sin embargo, y aquí es donde les comento que este asunto es un ejemplo del sentimiento de la Nación, bastó una frase expresada en el último segundo de la conferencia de prensa para echar abajo todo lo expuesto en más de una hora explicaciones, videos y testimonios.
El ahora ya famoso “ya me cansé” fue con lo que los mexicanos prefirieron quedarse después de la comparecencia del procurador, como si todo lo que dijo durante casi una hora antes hubiera sido menos importante.
¿De quién es culpa que la gente haya preferido quedarse con esta frase que con el resto de la explicación de lo encontrado en semanas de investigaciones?
En lo personal creo que los responsables de que las cosas estén así son los integrantes del gobierno, no sólo federal, sino estatal y municipal.
Durante décadas las personas que han tenido la suerte de ocupar espacios públicos se han dedicado a atender sus propios intereses, a enriquecerse a manos llenas y abusar de todas las formas posibles de sus conciudadanos.
Han sido tantos los golpes, las ofensas y la indiferencia hacia las necesidades de la sociedad, que los mexicanos están hartos y ese hartazgo está comenzando a manifestarse con violencia.
Por eso a nadie le sorprende que se estén atacado unidades del transporte público, oficinas de gobierno y hasta que se haya prendido fuego a las puertas de Palacio Nacional.
Hoy el gobierno está pagando las culpas de toda la soberbia mostrada durante décadas de administraciones priistas, panistas, perredistas, parmistas y el resto de ideologías que han gobernado en esta nación.
El grito de “ya nos cansamos” se ha convertido en el llamado a la rebelión social, donde un puñado de mexicanos ha decidido vencer sus miedo y enfrentarse al sistema que, considera, caducó hace muchos años.
Falta ver de qué manera va a reaccionar el gobierno ante estos estallidos sociales, pues siempre existe la posibilidad de que se decida por el camino de la represión que, como sabemos, únicamente genera más violencia.
Es triste decirlo, pero el camino que este país comenzó a recorrer desde hace mucho tiempo, no lleva sino a destinos muy funestos.
Díasdecombate@hotmail.com