Su propósito es sano: reactivar el sistema comercial de México y evitar que el dinero se vaya a las tiendas de los Estados Unidos, principalmente, a lo largo de los 3 mil kilómetros de frontera, o más allá.
También se trata de beneficiar a buen número de compradores que acostumbran adelantarse a las fechas decembrinas y, así, invierten a tiempo lo destinado a regalos, juguetes, arreglos navideños, ropa invernal y aparatos electrodomésticos, etc.
Pero hay un enemigo dentro de esta promoción que se lleva a cabo por cuarto año consecutivo en nuestro país: EL CONSUMISMO, que muchas veces lleva a la depresión cuando se gasta por gastar y pasa pronto la euforia de la compra, como les ocurre a muchos adultos y niños que no alcanzan ni siquiera a saborear lo que adquirieron y ya les aburre tenerlo en casa.
También sucede la misma depresión cuando no se tiene dinero para hacerse, por ejemplo, de la última generación de aparatos de alta tecnología ni siquiera con “ganchos” publicitarios de monederos electrónicos y meses sin intereses (que son una trampa para gente que no sabe administrarse).
Por tanto, hay que insistir una y otra vez en que no se necesitan tantos bienes materiales para ser felices en esta tierra y que hay que saber invertir el dinero: a) en lo urgente, b) en lo necesario, c) en lo conveniente y ya después d) en lo superfluo o accesorio. Si procedemos así no andaremos después con problemas y desajustes.
a) Lo urgente implica algo inaplazable por sus consecuencias, como por ejemplo impermeabilizar la casa para no sufrir goteras en casa durante las lluvias, o arreglar un desperfecto del automóvil antes de que truene más o pagar las deudas que no nos dejan dormir, así como consultar alguna enfermedad con un médico particular, etc.
b) Después sigue lo necesario, como respuesta a una pregunta básica: ¿En verdad me hace falta? Porque puede sucedernos lo que a un compañero que se hizo de una silla de montar sin tener caballo, pero al ser cuestionado de su impulso consumista, simplemente respondía: “Es que estaba en oferta… Muy barata. Y pensé comprarla para cuando tenga un caballo”.
c) Lo conveniente se enfoca a todo aquello que, sin ser urgente o necesario, nos podemos dar el gusto porque contamos con efectivo o capacidad de pagos a plazos, como un aparato electrónico, un libro, ropa , enseres para el hogar, etc.
d) Lo superfluo está constituido por lo que sale sobrando pero no nos descapitaliza si lo adquirimos ni nos desestabilizar el presupuesto porque ya hemos cubierto lo urgente, lo necesario y lo conveniente. Así, tenemos derecho a un boleto para un espectáculo público o para un viaje de recreo, un disco compacto, etc.
Lo que ocurre es que el cerebro cuando es estimulado con un bombardeo incesante de publicidad comercial o tentaciones de todo tipo, de inmediato agita las emociones con el fin de ofrecer satisfacción si se responde a tal promoción, de suerte que vale la pena recurrir a las neuronas para poner control a los impulsos primarios y sostener nuestras decisiones en la razón plena.
Así es que: CUIDADO CON EL CONSUMISMO QUE, BIEN VISTO, ES UNA ENFERMEDAD COMO LA LUDOPATÍA.
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