Jerusalén, Israel. / Abril 11.-
Peregrinos y monjes celebraron hoy en el Santo Sepulcro la ceremonia del fuego y del agua con motivo del Sábado de Gloria, una ceremonia en la que se bendicen ambos elementos como señal de la inminente resurrección de Cristo.
Con menos gente que otros años, cientos de peregrinos participaron en esta ceremonia en la Basílica del Santo Sepulcro, que por primera vez celebró el nuevo patriarca latino de Jerusalén, monseñor Fuad Twal.
Un cirio pascual fue bendecido por el patriarca en representación al fuego sagrado que se cree desciende del cielo para anunciar la resurrección de Cristo, en un milagro que los cristianos consideran que se repite año tras año.
La bendición del “fuego nuevo” se efectúa junto a la Piedra de la Unción, a la entrada de la Basílica, lugar donde Jesús fue depositado tras ser bajado de la cruz y amortajado para su entierro, en una tumba que le cedió José de Arimatea, miembro del Sanedrín judío.
El ritual del agua y del fuego en Jerusalén es precedido por una vigilia pascual, y en la que los peregrinos expresan su deseo de la resurrección y disposición a aceptar al hijo de Dios, en una jornada de recogimiento y silencio.
A continuación, la lectura de las 12 profecías y la bendición del agua, y más tarde un misa anunciando la próxima resurrección de Cristo.
El ritual de la bendición del agua y el fuego lo comparten también los creyentes de la Iglesia Ortodoxa, que en su caso lo harán con aceite dentro de dos semanas, cuando es la Semana Santa, según el calendario juliano.
También este Sábado de Gloria coincidió con el Gran Sábado judío, el primero después de la jornada de Pascua, que se conmemoró el jueves.
La tarde de este sábado el ritual incluye también una solemne procesión dentro de la Basílica del Santo Sepulcro, que comienza y termina en la Capilla de la Aparición.
A medianoche, se efectuará otra procesión antes de la Vigilia del Domingo, en la que los frailes franciscanos preparan el camino de la resurrección.
La solemnidad del Jueves Santo, Viernes Santo y Sábado de Gloria, dará paso mañana domingo al júbilo de la Resurrección.
Ese momento se conmemora con una misa en el Santo Sepulcro y en la que Twal celebrará la eucaristía y declarará el tradicional: “Yo resucito y estoy contigo. ¡Aleluya!”.
Tras esta ceremonia, la Semana Santa llega a su fin para los peregrinos que visitan la zona, muchos menos que en años anteriores debido a la crisis económica que afecta en todo el mundo.
Los frailes franciscanos celebrarán mañana por la noche un acto en la aldea de Queibe, a 10 kilómetros de Jerusalén, y que es, según la tradición, la bíblica Emaús, donde Jesús se apareció a dos de los apóstoles tras su resurrección, y éstos lo reconocieron al repartir el pan.
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