La Bandera Mexicana no luce el verde, blanco y rojo, el verde y el rojo se ha vestido de negro, como se han vestido de luto miles de manifestantes que acudieron desde diversos puntos del país al Zócalo de la Ciudad de México pidiendo justicia para los 49 muertos de Ayotzinapa, para los miles de muertos y desaparecidos que cada semana suman más y más desde los tiempos oscuros de Felipe Calderón Hinojosa.
Las cortinas distractoras no lograron reducir este movimiento nacional e internacional ni el descontento ante la violencia e inseguridad, ni tampoco a la aceptación a destiempo de fortunas tasadas en dólares en manos de solo dos personas de este país, Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera.
De continuar este estado de cosas no dudemos los mexicanos que una vez cubierto el requisito de permanecer el tiempo reglamentario como presidente, le pidan a Peña Nieto su licencia para separarse del cargo argumentando motivos de salud y que el poder detrás del trono nombre a otro u otra que cumpla con el tiempo que resta de una administración que nació queriendo unificar a los mexicanos en un proyecto de nación, pero que no cuajó.
De esta crisis de credibilidad surge la conciencia de que al hombre de Los Pinos le urge un cuarto de guerra que le ayude a apagar todos los fuegos encendidos.
Que le diga cómo enfrentar esta crisis que lo sacó definitivamente de su mundo de caramelo.
Y como se afirma, el tema de Ayotzinapa a todos los mexicanos nos pega, porque ¿quién quiere venir a invertir a un país donde se desaparece a los estudiantes y lo que es más, se les entrega a un grupo de delincuentes?
¿Dónde está el estado de derecho que se supone tenemos en México?
Está roto desde hace años y hay que reconocerlo, desde antes que Peña Nieto asumiera su puesto.
A Peña Nieto el control se le salió de las manos desde que decidió irse a China y a Australia en lugar de quedarse a resolver la crisis.
Un amigo me decía hoy: “No he visto a Peña Nieto en ninguna fotografía en una junta de trabajo con los integrantes de su gabinete”.
Es verdad, no había reparado en ello, el ex gobernador mexiquense aún no se da cuenta que México, el país, no es el Estado de México, donde más o menos tenía controlada a la prensa y los empresarios y a la población.
Gobernar un país como México requiere algo más que buenas intenciones y once reformas a la ley, necesita una mente que sepa a dónde lo dirige y leyes secundarias para hacer realidad las reformas.
De otra forma se está cumpliendo de fea, muy fea manera para Peña su slogan “Mover a México”, porque sí, su administración está moviendo al país pero es como un barco que amenaza encallar en Palacio Nacional haciendo zozobrar su proyecto de nación que hoy está vestido de luto.
¿QUÉ COSA?
Es risible la intención del alcalde reynosense, José Elías Leal, de secundar la acción tardía de Enrique Peña Nieto de publicar, ahora sí, su declaración patrimonial completa.
Al munícipe alguien tendría que decirle que esto es cosa seria, no se puede tomar a chunga un tema que afecta al país entero y subirse a querer ganar reflectores con un asunto que lastima a la población, es realmente patético.
Si Pepe Elías hubiera querido actuar con honestidad, tendría que haber presentado su declaración patrimonial desde antes de tomar posesión de su cargo en el ayuntamiento de Reynosa.
Andar siguiéndole el juego a Peña Nieto, suena más a burla hacia la población, es definitivamente poco serio su planteamiento y absolutamente fuera de tiempo, igual que el del habitante de Los Pinos.
Correo electronico: derrotero@hotmail.com
Twitter: @derrotero_mx
Discussion about this post