Guadalajara, Jalisco / Abril 20.-
Cuando fue contratado por las Chivas, Sergio Ponce reconoció “cumplir uno de los sueños profesionales de mi vida”. Este domingo, cristalizó otro.
El destino puso al nayarita en las fuerzas básicas del Toluca, club al que enamoró con sus extraordinarias condiciones para desenvolverse por la banda derecha; sin embargo, su corazón siempre ha sido chiva.
Eso explica lo emotivo que fue su festejo tras marcar la anotación que le permitió al Guadalajara imponerse al América (1-0).
Pese al torbellino que azotó al Rebaño Sagrado durante la semana, Amaury aseguró que nada le impediría disfrutar al máximo su primer Clásico de clásicos en torneos de liga. El gol (68’) sólo fue el colofón a una de las tardes más importantes en su vida.
Porque los Ponce presentían que Sergio se echaría a la bolsa a la afición tapatía en el partido más importante de la fase regular.
Seguidores rojiblancos de toda la vida, los integrantes de la familia llegaron a Guadalajara durante la semana, con el deseo de que el “17” se erigiera como la figura.
Sergio lo sabía. Por eso, lanzó un beso a la tribuna antes de celebrar con los suplentes de las Chivas.
Y es que el Guadalajara encontró el justo premio a su arrojo, sobre todo cuando el marcador aún no sabía.
Francisco Ramírez estaba consciente de que el empate era menos malo para las Águilas, por lo que su equipo buscó la portería de Guillermo Ochoa desde el silbatazo inicial de Jaime Herrera.
La defensa azulcrema nunca pudo controlar a Alberto Medina y Omar Arellano. Javier Hernández completó la tercia de “demonios” cuando ingresó en lugar de Ramón Morales. El trabajo que no pudieron hacer los zagueros fue conseguido por los más de 30 grados de temperatura que se sintieron durante todo el cotejo.
Las jóvenes Chivas fueron incapaces de mantener el vértigo durante los 90 minutos, pero supieron pegar a la hora buena.
Sobre todo porque las Águilas comprobaron que no existen sin Salvador Cabañas.
Es cierto, llegaron a inquietar a Luis Michel, pero Robert de Pinho y Enrique Esqueda no generaron ni la mitad de llegadas que suele generar el goleador paraguayo.
Y cuando crearon peligro, Michel estuvo ahí, con la estela de Jaime Gómez (qepd). El guardameta utilizó una réplica del suéter que el “Tubo” vestía en aquella época del “Campeonísimo”. Hoy, mantuvo el cero, como lo hacía el legendario portero tapatío.
Cuando Jesús Ramírez decidió sustituir al brasileño con Daniel Márquez, las esperanzas amarillas se esfumaron.
Los locales se tardaron en adaptarse a la salida de Jonny Magallón. En teoría, Édgar Mejía se colocó en su posición, pero el “Chore” carece de la salida que hace tan valioso al seleccionado nacional.
No obstante, el joven se contagió de la intensidad de sus compañeros, quienes volvieron a respaldar en la cancha las sui géneris decisiones de Jorge Vergara, quien festejó con gran emoción la victoria de sus Chivas, que ahora ven de frente la Liguilla.
Y Ponce, con lágrimas rodando por sus mejillas, se fue al vestuario, tras ser ovacionado por el Jalisco, la casa que hoy bien pudo despedirse del Clásico como lo hizo en su debut, allá en 1960: con un triunfo del Guadalajara.
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