Dice el alcalde victorense Alejandro Etienne que la mitad de las calles de la capital del estado necesitan pavimentación, que esto está asentado en un estudio realizado hace más de año, pero que no hay dinero para atender esta problemática.
Las palabras del munícipe me hacen recordar las promesas de campaña, que se quedaron en eso, en promesas. Etienne tiene al frente del ayuntamiento suficiente tiempo como para haber hecho el cambio en la forma de gobernar, pero no, se queda en el discurso repetido hasta el cansancio, en la excusa que de tanto escucharla nos tiene agobiados.
Me pregunto, cuando se deciden a participar en una contienda por un cargo de elección popular los aspirantes realmente están conscientes de lo que enfrentarán, se preparan para atender como es debido esa responsabilidad o sólo se dejan llevar por la emoción de aparecer en los medios, sentirse especiales porque todo el mundo les habla y creer que pueden hacer una carrera meteórica en política que los lleve a ocupar la silla estatal sin sudar la camiseta.
Si es así, pues qué mal estamos. Porque la falta de compromiso es evidente, pero también la falta de preparación para estar a la altura de las necesidad de una ciudad como lo exige la capital del estado.
Es realmente una pena que la queja de la falta de dinero sea el recurso sobado que escuchemos los ciudadanos día a día, mientras observamos como la ciudad se cae a pedazos llena de suciedad.
Habrá quien diga que los ciudadanos tenemos responsabilidad de lo que sucede, y claro que sí, cuando comprometemos nuestro voto con la esperanza de que ahora sí las cosas mejorarán.
Y podría agregar que la responsabilidad de que nuestra ciudad luzca en condiciones adecuadas es de todos y es verdad. Pero, ¿sabe una cosa? El ciudadano requiere el acompañamiento de sus autoridades para que las cosas cambien, solos no podemos.
No podemos meterle nuestro dinero a la pavimentación, porque, ¿sabe qué? No tenemos dinero, igual que lo que dice Etienne, y no tenemos porque la ciudad no ofrece buenas fuentes de empleo, y sabe por qué, porque quién quiere venir a instalarse en una ciudad donde la mitad de sus calles y avenidas están llenas de baches y con basura por doquier.
Es lo mismo cuando nos piden que denunciemos a los delincuentes, si no tenemos el acompañamiento y la fortaleza de autoridades honestas no seremos mártires, prácticamente nadie está dispuesto a perder la vida o arriesgarse a sufrir un ataque si no tiene la certeza de que recibirá el apoyo legal de las autoridades.
Para quienes desean ser candidatos a diputados federales es necesario que lo mediten antes, que analicen si realmente se comprometerán a hacer el cambio que Tamaulipas requiere porque dinero para hacer obras hay, pero se requiere gestionarlo haciendo proyectos viables, honestos y que se conviertan en realidad.
Y lo mismo va para quienes andan entusiasmándose con ser alcaldes, diputados locales y gobernador o gobernadora en el 2016, porque Tamaulipas no aguanta otro sexenio de excusas.
LA FRASE:
“El presidente y otros 7 miembros de su gabinete no reportaron ningún pasivo, ni siquiera de alguna tarjeta de crédito: Luis Videgaray, de Hacienda; Ildefonso Guajardo, de Economía; Emilio Chuayffet, de Educación Pública; Mercedes Juan, de Salud; Emilio Lozoya, de Pemex; José Antonio González, del IMSS; Sebastián Lerdo de Tejada, del ISSSTE; y David Korenfeld, de la Conagua. En el gabinete, quienes más tarjetas de crédito poseen son las secretarias Rosario Robles y Claudia Ruiz Massieu: la primera cuenta con cinco tarjetas y reporta otras compras a crédito, y la segunda cuenta con seis tarjetas de crédito, según reportan en sus declaraciones patrimoniales”. Qué tranquilidad para esos miembros del gabinete peñista que sí pueden pagar sus tarjetas de crédito y aún más, dichosos aquellos que ni siquiera las necesitan para vivir, como ocurre con el casi 100 por ciento de los habitantes de este país.
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