Los precandidatos del PRI serán sometidos a estrictas pruebas con el fin de comprobar que no consumen drogas y que no están vinculados al crimen organizado. De acuerdo con el presidente nacional de ese partido, César Camacho Quiroz, también se harán a los aspirantes a un cargo de elección popular serias investigaciones patrimoniales y de polígrafo porque no quiere que este instituto político pase vergüenzas.
Y el propósito está muy bien. Es indiscutible la sana intención de presentar solamente candidatos limpios, puros y santos, a pesar de que el PRI está catalogado como el que patentó la corrupción en México. Y, si no, que vea los colores de la camiseta de tantos políticos investigados en Estados Unidos por “sacadólares”, rateros, fraudulentos y mafiosos, empezando por ex gobernadores y funcionarios públicos de alto nivel, como algunos de Tamaulipas (remember Tomás Yarrington) y, principalmente, Mario Villanueva, de Quintana Roo, y Andrés Granier, de Tabasco.
Claro que el PRI se lleva las palmas en cuanto a corrupción, ni duda cabe, porque inclusive varios de sus Presidentes de México tienen una larga cola que les pisen, como Luis Echeverría, José López Portillo y Carlos Salinas de Gortari, denunciado por su propio hermano Raúl como el que se robó la “partida secreta” de que antes disponía el primer mandatario del país. Pero ningún otro partido se salva de señalamientos y juicios contra algunos de sus políticos sorprendidos en sobornos, extorsiones y peculados, porque el problema no está en las organizaciones y sus principios sino en las personas y su educación.
Por eso celebramos que el Presidente Nacional del PRI, además de presumir relojes caros y levante sospechas de cómo adquirió los que tiene por más de dos millones de pesos, quiera una imagen limpia de sus candidatos en este 2015. Es plausible su intención de marginar a quien no tenga una hoja limpia a la hora de inscribirse en el Instituto Nacional de Elecciones (INE).
Sin embargo, debe saber que no se ha despejado aún la polémica acerca del conflicto de intereses en que están metidos tanto el señor Presidente de México como su Secretario de Hacienda, Luis Videharay, al recibir favores en bienes mayúsculos del constructor preferido del gobierno federal, el ahora famoso Luis Armando Hinojosa y su más famoso aún Grupo Higa, que desde los tiempos en que gobernó Peña Nieto en el Estado de México se llenó los bolsillos de billetes.
Hay que eliminar la creencia de que Grupo Higa es nada más una pantalla de Peña Nieto para despistar a la opinión pública acerca de quién es el verdadero dueño de esas empresas constructoras. Y todo porque muchos priístas así acostumbran robar a manos llenas: a través de amigos prestanombres o testaferros. No nos hagamos locos y finjamos que no conocemos este tipo de argucias de políticos fraudulentos.
Hay reportajes periodísticos irrefutables que demuestran cómo gobernadores y alcaldes entregan millones de pesos a empresas fantasmas, como en Guadalupe y en Juárez, Nuevo León, y también en Guadalajara, de suerte que al investigar sus direcciones no existen o, en el mejor de los casos, son domicilios de personas pobres que nada tienen qué ver con el giro comercial en el que alguien los involucró.
¿Qué les pasa a esos políticos? ¿Qué castigo reciben? ¿Quién los investiga a fondo?
Así es que le sugerimos a César Camacho Quiroz que también investiguen a los familiares directos y a los amigos más cercanos de sus políticos priístas porque por ahí se pueden fugar muchos millones de pesos del erario, o se pueden hacer negocios chuecos por interpósita persona. Y él, como viejo lobo de mar, lo sabe, y seguramente conoce muchos casos que han quedado impunes por esa trampa tan sagaz en el medio político.
Así es que no hay que perder de vista a la gente que está más cerca de esos candidatos del PRI que su presidente nacional quiere que estén limpios y puros. Porque su suciedad y cochinero lo pueden camuflar con prestanombres y testaferros bien adiestrados, según se ha probado con Tomás Yarrington en Tamaulipas, y otros especímenes de la misma entidadad cuando en Estados Unidos investigan bien a bien el origen de sus fortunas.
Pero que se proceda estrictamente con todos los candidatos, y no nada más con los del PRI, aunque los de este partido tienen fama de ser los campeones de la corrupción y el raterismo. La mayoría, de cualquier color o sigla, están cortada por la misma tijera. Y hay que cuidarse de sus uñas largas.