Cuando leemos que de los 768 maestros que presentaron el Examen de Ingreso al Servicio Docente sólo 307 alcanzaron la puntuación exigida, podemos darnos cuenta cómo está la educación en Tamaulipas.
Pero eso no es todo, lo paradójico es que 88 de ellos son profesores en servicio, 36 de los cuales no tuvieron calificación aprobatoria de acuerdo a los resultados dados a conocer por la Secretaría de Educación Pública en el país y, sin embargo, están dando clases.
Es innegable que la educación en México tiene fallas severas que impiden el mejoramiento educativo, la participación de los gobiernos estatales en esta área sólo vino a hacer más complicada la situación.
Los estados tienen desde la década pasada la responsabilidad de participar en el sostenimiento de las instituciones de educación básica, pero al paso que van las cosas, no se ve una mejoría en la calidad de la educación, los pobres resultados en las puntuaciones de los exámenes a maestros lo demuestran.
La educación pública en el país se ha ido deteriorando a pasos agigantados, el personal que labora en las dependencias educativas creció tanto que se ha vuelto un monstruo, y a un monstruo ¿cómo se le puede transformar en algo normal?
Para comprobarlo usted sólo tiene que visitar las oficinas de la Secretaría de Educación localizadas en el bulevar Tamatán de Ciudad Victoria, el personal administrativo pulula por sus instalaciones, están apiñonados en sus cubículos, ahí no se aplica lo que dicen los franceses acerca del respeto al espacio vital.
Los empleados de esa secretaría trabajan codo con codo (y no porque compartan los mismos objetivos), y eso, aunque no se quiera, termina por crear un ambiente impropio para el desempeño laboral.
Y dirá usted amable lector, pues que construyan nuevas oficinas y asunto arreglado, pues no, ésa no es la solución, la solución sería que las instancias gubernamentales dejen de ser grandes agencias de colocaciones y que los gobiernos creen las condiciones necesarias para darle trabajo a los profesionistas que egresan de las universidades en empresas privadas, no en dependencias públicas.
Hemos observado en las referidas oficinas cuando acudimos a hacer un trámite como están divididas las funciones, una persona busca un papel, otro le pone un sello y una tercera lo entrega, en este proceso se llevan media mañana, porque de alguna manera tienen que desquitar su sueldo.
La mayor parte de esas personas están ahí para no perder su plaza laboral, por tener un sueldito seguro, pero las posibilidades de crecimiento profesional están absolutamente negadas.
Mantener todas esas plazas educativas cuesta y en lugar de destinar los recursos a mejorar la educación y los planteles escolares, la mayor parte del dinero se va en pagar sueldos y salarios de aquellos que son usados en las campañas políticas.
No olvidemos que el sindicato magisterial es hoy por hoy el más controlado y más organizado cuando se trata de definir resultados electorales en cualquier elección, en cualquier punto del país.
Por eso las dependencias federales y estatales crecen desmesuradamente, pero ya es el momento que los egresados de niveles superiores de educación aspiren a algo más que a tener una plaza en alguna dependencia gubernamental.
De otra manera los más de 25 millones de niños y jóvenes que regresan hoy a clases en el país, seguirán recibiendo una educación mediocre que definitivamente no beneficia a nadie.
Discussion about this post