MONTERREY, N.L.- Jorge Luis Borges, Giacomo Casanova, Porfirio Díaz y Benito Juárez, por mencionar algunos, fueron bibliotecarios.
En plena era de la informática, los encargados de manejar un recinto lleno de obras de la literatura aún tienen una labor muy importante dentro de la comunidad y no sólo para quienes son asiduos lectores.
Así coincidieron ayer por la tarde, Blanca Muñoz, Patricia Carranza y Fernando Herrera, tres expertos relacionados con el tema, en una charla sostenida en Terraza 27, una librería- espacio cultural ubicada cerca de la Macroplaza de esta ciudad.
Actualmente existe una amplia red de bibliotecas en todo el estado y el país, en la que los usuarios pueden consultar desde una simple tarea escolar hasta una investigación para un doctorado.
Para Patricia Carranza quien definió su labor como administradora de la infomación, temas relacionados en selección y generación del conocimiento, existe una contradicción sobre el acceso a la información que está al alcance de todos.
“Estamos en el gran momento de la desinformación y es una pena porque la administración de la información es muy sencilla”, indicó Carranza, quien trabaja en el Tec de Monterrey.
En este sentido, recomendó reconocer y analizar la búsqueda, para obtener los resultados correctos y no perderse entre los seis mil referencias que arroja Google, por ejemplo.
Por su parte, Blanca Muñoz, actual coordinadora de la Biblioteca del Museo de Historia Mexicana, comentó que las bibliotecas aún tienen mucho que ofrecer a la sociedad, ya que se están transformando de acuerdo a las necesidades.
Señaló que en sus 20 años de experiencia como funcionaria en el museo, observó que con la llegada del Internet, la gente empezó a consultar más en su casa y en el año 2000 la biblioteca contaba con seis mil libros y 15 mil usuarios, pero con el paso de los años, la cifra se redujo.
“La Biblioteca ha sido utilizada por el personal del museo, en estos 20 años; pero además, hay una comunidad de autores e historiadores de la localidad que nos apoyan y ya tenemos tres años que creamos el Club de Lectura en el Museo de Historia.
“Estamos dándole vida a la Biblioteca al difundir los libros, nuestro papel es mostrar un atractivo programa de lecturas”, destacó Muñoz.
Y Fernando Herrera, quien también comparte el orgullo de ser bibliotecario, pues ha prestado sus servicios en diferentes instituciones privadas como el Tecnológico de Monterrey, la Udem y la Universidad Regiomontana, recordó que ha tenido muchas satisfacciones a lo largo de su vida dentro de su trabajo, pues le permitió viajar a otros países para incrementar su conocimiento sobre bibliotecología.
Compartió que su amor por esta noble labor fue porque su mamá los llevaba a él y a sus hermanos de pequeña a la Biblioteca Benjamín Franklin y ahí pasaban largas horas.
Como anécdota importante refirió que conoció a Octavio Paz y a Carlos Fuentes en estos recintos del saber y que Jorge Luis Borges, Giacomo Casanova, Porfirio Díaz y Benito Juárez, grandes personajes de la historia, fueron bibliotecarios, entre otras cosas.
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