Bruce Lee lo inspiró a soñar. A los cuatro años, Guillermo Pérez comenzó a lanzar sus primeras patadas al aire en su natal Taretán (Michoacán), en un primer intento por imitar a su ídolo Bruce Lee, la leyenda china artemarcialista. Entonces, Memo ni siquiera imaginó que esa afición lo llevaría a ganar una medalla de oro en unos Juegos Olímpicos.
“Recuerdo cuando era niño, que mis papás me llevaban cada domingo al cine a ver películas de artes marciales. Me gustaban en especial las de Bruce Lee, quien me fascinó al verlo lanzar sus golpes y patadas para ayudar a los más desposeídos”, hace un ejercicio de memoria.
“Bruce Lee es mi héroe por todo lo que transmitió, aunque a la edad de cuatro o cinco años sólo me gustó por verlo golpear y ganar a sus rivales, eso me divertía muchísimo”, recordó muy alegre.
Pérez, el primer taekwondoín mexicano que saltó al tatami de Beijing la madrugada del miércoles de Beijing afirmó: “Comencé a practicar taekwondo antes de entrar a la primaria, pues recuerdo que cuando salíamos del cine me ponía a dar patadas y golpes al aire sin saber, sólo por imitar a mi ídolo”.
“Después, al poco tiempo mi mamá y yo encontramos una escuela de taekwondo camino a casa y le insistí con un berrinche para que me llevara, y me inscribió”, rememoró con nostalgia el estudiante en administración de empresas por el Tecnológico de Uruapan.
Mientras aprendió, Guillermo nunca quitó el dedo del renglón en su afán por hacer realidad la meta olímpica. Y para ello debió derribar obstáculos y lesiones, porque vio como dos Juegos Olímpicos (Sidney y Atenas) pasaron frente a sus narices.
“De igual forma, llegar a Beijing me costó mucho tiempo, esfuerzo y sacrificio. Por eso valoro mucha mi carrera deportiva, pues nada se me ha dado fácil. Sinceramente, la enseñanza filosófica la aprendí de Bruce Lee, quien me enseñó a nunca bajar la guardia en tus deseos y a insistir en la meta”, remarcó con firmeza.
Para el michoacano, la enseñanza de Bruce Lee fue más allá de pegar y golpear a diestra y siniestra, ya que considera a la leyenda china como un personaje dispuesto a ayudar a los débiles contra el mal.
“Los orientales son dados a las filosofías y eso me gustó mucho, ya que puedes aprender a darle valor a las cosas por insignificantes que sean para unos. Para mí, son cosas de gran trascendencia, como la bondad, la misericordia, la humildad, y muchas otros” refirió el artemarcialista quien disfruta jugar y comprar videojuegos de deportes como FIFA, Madden, Halo, entre otros.
Finalmente confesó que fue la persistencia de su mamá, María de Lourdes Sandoval, lo que lo llevó a perseguir su sueño y llegar a unos Juegos Olímpicos, ya que la distracción por el futbol casi lo aleja del tatami.
“Mi madre una vez me dijo muy claro ‘hijo si te vas a dedicar al futbol hazlo, es tu decisión… pero te recomiendo que sigas en el taekwondo, esa es tu vida, persigue el sueño como tu ídolo Lee’. Y aunque al momento no me cayó el veinte, lo mejor fue seguir su consejo y aquí estamos en Beijing”, relató acerca de ese encuentro con su mamá cuando aún estudiaba secundaria y jugaba en un equipo de fucho que había armado su papá.
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