México, D.F.-
México todavía tiene las tasas de participación femenina en el mercado laboral más bajas de la Latinoamérica y del mundo. Ocupa el cuarto lugar de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con menor participación laboral de ellas y la brecha salarial de género alcanzó el 6%, señaló Pedro Borda Hartmann, director general de la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos (AMEDIRH).
En entrevista, dijo que aún con ese panorama se debe reconocer que desde el establecimiento del Día Internacional de la Mujer en 1975, se ha avanzado considerablemente en México en cuanto a la participación de las mujeres en la vida económica del país.
“Están presentes en los sectores más relevantes y no podemos soslayar el universo de actividades adicionales que realizan en el hogar familiar. De hecho, de cada 100 hogares 25 están a cargo de una mujer, de acuerdo con el Censo General de Población y Vivienda”.
Información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señala que 66% de las mujeres son trabajadoras subordinadas y remuneradas. Otro 22% labora por su cuenta. Un 8% lo hace sin recibir remuneración, sólo el 2% son ejecutivas y el mismo porcentaje empleadoras.
“Aquí nos enfrentamos ante datos que pocas veces son tomados en cuenta en el diseño de las políticas organizacionales de género. Por ejemplo, el valor del trabajo no remunerado en las labores domésticas y de cuidados fue el equivalente a 20.5% del Producto Interno Bruto nacional en el año 2013”, refirió.
Cálculos del Inegi indican que todas las actividades y cuidados sin compensación o sueldo de cada mujer de 12 años o más, tiene un valor equivalente a los 42 mil 500 pesos anuales”.
Pedro Borda destacó que en la AMEDIRH coinciden con la visión del Corporate Women Directors International respecto a que uno de los aspectos que podría brindar mayor consistencia a la inclusión e impacto de la mujer en los roles de liderazgo estratégico viene de la mano con la elección de una política corporativa que facilite su avance hacia la alta dirección.
“Podría decirse que México ha mejorado su desempeño en el tema si revisamos el incremento en las tasas de participación laboral de las mujeres que pasaron del 22% en 1990 al 40% en el 2010, de acuerdo con los datos censales”, precisó.
“Se requieren políticas gubernamentales y empresariales que faciliten la promoción de las mujeres gerentes de mayor nivel en programas de entrenamiento especializado para impulsar su potencial”, añadió.
“Con ello, la mejora permanente de la calidad en la planeación estratégica, la investigación, la innovación y la gestión del talento en ambos géneros; y construir modelos con programas para la equidad de género y para el balance de vida y carrera”, dijo Borda.
Indicó que en el sector de los servicios privados no financieros, las mujeres tienen una de las participaciones más considerables. Para el año 2013, representaron el 48.5% del total del personal ocupado del sector, colaborando en establecimientos como son restaurantes, hoteles, contabilidad y auditoría, escuelas del sector privado, servicios legales y médicos, entre otros.
La participación de ellas en el personal ocupado total de los servicios privados no financieros aumentó 1.7% en 2013 con respecto al 2014”.
En tanto, la mayor concentración de empleadas, tuvo lugar en el servicio educativo con un 63.3%, seguido por los servicios de salud y asistencia social con un 63.0% y los servicios de alojamiento temporal y preparación de alimentos y bebidas con el 50.9%, según el Inegi.
Este Instituto precisa que sólo el 2% de las mujeres con actividad laboral son ejecutivas y el mismo porcentaje son empleadoras. Es decir, hay una brecha considerable en materia de formación de mujeres líderes para México.
“El panorama es complejo. De acuerdo con los indicadores estratégicos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, pues hubo un millón 35 mil 847 mujeres desempleadas al tercer trimestre del 2014, de las cuales 486 mil 248 contaron con un nivel de instrucción medio superior o superior, pero tienen grandes dificultades para contratarse en una empresa”, señala Borda Hartmann.
“Además, la concentración más alta de mujeres desempleadas se encuentra entre las personas entre 25 y 44 años de edad, cuando están plenitud para trabajar. Esto representó, 499 mil 527 personas desocupadas”.
“La mano de obra femenina sigue teniendo una participación constante. Las mujeres participaron con el 34.3% del total del personal ocupado en las industrias manufactureras”, agregó el director general de AMEDIRH.
“Si uno de cada tres colaboradores es mujer, esto indica a las empresas la necesidad de ampliar el espectro de medidas específicas para incentivar a este gran segmento de la población económicamente activa”.
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