México, D.F.-
El Auditorio Nacional de la ciudad de México se convirtió la noche de este martes en un auténtico coliseo que rugió al ver a su emperador Ringo Starr, quien llegó con toda la fuerza de su All Star Band para corroborar que este ex Beatle está más vivo que nunca.
En esta velada, las estrellas no estuvieron en el cielo, descendieron por casi dos horas al escenario del coloso de Reforma, donde se posaron en el templete para ser el fondo sobre el que Ringo llegó con su banda para interpretar temas de su carrera solista y algunos otros de la época en la que formaba parte del cuarteto de Liverpool.
Pasadas las 20:30 horas, Starr, haciendo apología a su apellido artístico, salió al escenario en medio de gritos de euforia y aplausos desmedidas que agradeció interpretando temas como “Matchbox”, “It don’t come easy”, “Wings” y “I saw the light”, con los que los fans iniciaron su viaje musical.
“Buena noche, ciudad de México, amo estar aquí. ¿Pueden escucharme?, quiero oír que digan amor y paz”, señaló el cantante en su primera intervención con el público.
Desenfadado como siempre, el músico de 74 años lució jeans negros, tenis deportivos y una playera con una estrella, así como un saco tornasol.
El show también fue ocasión para que Starr homenajeara a Carlos Santana con su cover “Black magic woman”. Continuó con “Rossana”, “Africa” y “Hold the line”, del grupo Toto.
“Ole, ole, ole, Ringo, Ringo”, fue como la banda conformada por Richard Page, Gregg Rolie, Todd Rundgren, Greg Bissonette y Warren Ham se unieron al auditorio para corear al ex Beatle.
Mientras, con una ligera sonrisa en su rostro y el símbolo de paz en sus manos, Ringo agradecía desde detrás de la batería, lugar donde el público lo conoció desde hace medio siglo.
El cantante demostró que sigue siendo uno de los grandes iconos musicales, lo cual quedó corroborado cuando después de tocar “Kyrie” y “Bang the drum all day” dio paso a un pequeño repaso de su carrera con The Beatles.
En la siguiente parte, Ringo, quien durante el show no abandonó sus gafas oscuras, interpretó emblemáticos temas de su pasado con The Beatles, como “Don’t pass me by”, preámbulo de un momento emotivo de la noche.
Viaje mágico y misterioso. “La siguiente canción quiero que la canten, aunque tal vez no la conozcan”, fue la introducción que dio al interpretar “Yellow submarine”, coreada por todo el coloso de Reforma, mientras cientos de asistentes ondeaban en el aire algunos globos amarillos y otros aplaudían sin cesar.
“¿Cuál es mi nombre, cuál es mi nombre?”, preguntó el cantante en más de una ocasión, a lo que los más de 9 mil 500 asistentes respondieron siempre de manera frenética: “¡Ringo, Ringo!”.
Durante la velada, Ringo demostró no sólo ser un as tras la batería sino también con las percusiones, la guitarra y la voz, pues al ejecutar canciones como “Honey don’t”, “Anthem” y “You are mine” cambió las batucas por otro instrumento.
El toque latino no pudo faltar y al ritmo de “Oye cómo va”, confirmó su admiración por el guitarrista mexicano Carlos Santana y por el percusionista cubano Tito Puente.
Tras ceder importancia a su banda en temas como “I wanna be your man”, “Broken wings” y “Photograph”, Ringo demostró que en sus mas de 50 años de carrera puede mezclar y convivir con todas las etapa de su carrera.
Hacia el final del concierto, interpretó la emblemática “With a little help from my friends”, con la hizo que el público se levantara, y se despidió con “Give peace a chance”, no sin antes lanzar las batucas.
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