TÁRCOLES, C.R.- Jason ha estado tan cerca de los cocodrilos que conoce a cada uno por el color de sus ojos. Desde una lancha en el Río Grande de Tárcoles, en Costa Rica, unos turistas lo miran, boquiabiertos, jugar con los enormes reptiles y alimentarlos con su propia mano.
Él es uno de los guías que conduce el tour por este río del Pacífico central, uno de los principales hábitats del cocodrilo americano, una especie que puede alcanzar los 100 años y llegar a medir 7 metros en su etapa adulta.
Tárcoles, unos 100 km al noroeste de San José, es territorio de cocodrilos. En un puente que pasa por encima del caudal, turistas nacionales y extranjeros se detienen para verlos tomar sol. Puede haber decenas de estos animales acostados uno al lado del otro, como posando para las cámaras que intentan capturar su imponente apariencia.
“¡Son magníficos!”, grita una turista estadounidense. Desde el puente se ven impasibles, como si el caudal del río no los afectara, pero lo realmente impresionante es tenerlos cerca.
‘BIN LADEN’ Y ‘OBAMA’
Jason Vargas es guía de Crocodile Man Tour, la empresa nacional que presta a los turistas el servicio de botes para navegar por este río que hierve de cocodrilos. Es la única cuyos trabajadores bajan de las embarcaciones a interactuar con los grandes reptiles.
Según cuentan, los cocodrilos son muy territoriales, por lo que los guías han aprendido a identificar el espacio en que se encuentra cada uno, su comportamiento y sus rutinas. Saben cuándo es buen momento para acercarse y cuando están cansados o más agresivos, y hasta les han puesto nombre de personalidades a la mayoría de los especímenes de la zona.
“Aquella es Angelina Jolie porque tiene los ojos verdes”, “aquel es Brad Pitt porque es un macho sano, tiene la cola entera…”, “aquella es Lady Gaga, es media feíta, tiene un tumor al lado de su cabeza”, o bien “aquel es Justin Bieber porque es un macho joven y agresivo”, van contando los guías.
A lo largo de la ribera del río, van apareciendo otros cocodrilos notables: Por ahí anda Barack Obama, y allá están Michelle Obama y Bill Clinton. En el mismo espacio nada menos que Osama Bin Laden, uno de los más grandes con un especial talento para esconderse.
Tras unos minutos de navegación, la embarcación se detiene y Jason avisa que bajará al agua.
“Hagan silencio y no saquen los brazos”, advierte un tripulante a los atónitos turistas que otean rastreando las fauces del peligro. Pronto, aparece la enorme cabeza sobre la superficie del río.
Jason la toca con la tranquilidad de quien abraza a su perrito, y le ofrece un pedazo de pescado. El cocodrilo salta aparatosamente para atrapar su presa, en lo que aparenta un simple juego entre hombre y mascota.
“El secreto es estar concentrado en el momento de acercarse y sobre todo respetarlos mucho. Ya no me da miedo, pero me gusta la adrenalina”, afirma Jason con la confianza de quien lleva 15 años en tan inusuales menesteres.
LOS OPORTUNISTAS
Los cocodrilos se alimentan de pescado principalmente, pero también de iguanas, aves, terneros y cualquier otro animal que se cruce en su camino. “Son oportunistas”, asegura Luis, el capitán de la lancha, mientras navega en calma.
El río ofrece a los reptiles el alimento que requieren. En sus alrededores hay lagartijas, iguanas y hasta 170 especies diferentes de aves. Algunos turistas, como el estadounidense Roger, van solamente para captar con sus cámaras a los coloridos pájaros.
“Tárcoles era una ruta de transición que se ha convertido en un gran atractivo gracias a las empresas que se dedican a realizar el tour para ver los cocodrilos”, afirmó José Duarte, guía turístico y profesor del estatal Instituto Nacional de Aprendizaje, quien reconoce la importancia de la actividad para la economía de la zona.
Costa Rica es reconocida internacionalmente por su biodiversidad, protegida bajo distintos regímenes en un 25 por ciento de su territorio, de 51 mil km2.
“Es la primera vez que veo un cocodrilo y así de cerca fue maravilloso, no tenemos nada parecido en nuestro país”, afirmó Daniel Werner, suizo que radica desde hace un año en Costa Rica y no se cansa de disparar su cámara hacia los grandes moradores del Tárcoles.
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