Ciudad del Vaticano.-
Recordando el gesto de humildad que tuvo Jesucristo durante la última cena con los apóstoles, este Jueves Santo el papa Francisco realizó el tradicional rito del lavatorio de pies con 12 detenidos —seis hombres y seis mujeres— en la cárcel romana de Rebibbia, donde también celebró la misa “in coena Domini” o Cena del Señor, con la cual inauguró el Triduo pascual (el periodo en el que la liturgia cristiana y católica conmemoran la pasión, muerte y resurrección de Jesús).
“En los pies se puede ver cómo va todo en nuestro cuerpo. Las heridas en los pies y el cansancio son el signo de qué caminos hemos seguido con nuestras ovejas para llevarlas a los pastos verdes y a las aguas tranquilas”, dijo el Papa aludiendo al significado y la importancia que tienen los pies para la Iglesia. Las 12 personas elegidas para representar a los presos fueron ciudadanos de Italia, Nigeria, Congo, Ecuador y Brasil.
Por tercer año seguido, Francisco no realizó el tradicional servicio en una basílica y en cambio fue hacia las personas más marginadas de la sociedad, incluyendo mujeres en la ceremonia. Sus predecesores sólo habían compartido con hombres en el servicio, que emula el gesto de humildad de Jesús hacia sus apóstoles, en la noche previa a su crucifixión.
Francisco fue recibido en la prisión con aplausos, gritos, apretones de mano, abrazos, sonrisas y en más de una ocasión se detuvo a leer los carteles que exhibían los reos: “¡Viva el Papa!”. El Pontífice dijo a los prisioneros que él también necesitaba limpiarse y que quería “llegar a ser un más como un esclavo al servicio de la gente”. También les llevó esperanza, asegurándoles que Jesús los amaba al extremo de dar su vida por cada uno de ellos. “Lo hizo por ti, por ti, por ti, por mí”, dijo señalando individualmente a los presos. “Para todos con un primer nombre y un apellido. Porque su amor es personalizado”.
Por la mañana, en la basílica de San Pedro, el Pontífice argentino celebró la llamada Misa Crisma en la que, además de bendecir los oleos con los que son ungidos los bautizados y los enfermos, presidió la ceremonia en la cual los sacerdotes renuevan las promesas hechas al momento de ser ordenados. A los sacerdotes, justo, los invitó a atender con alegría su labor pastoral: “No podemos ser pastores con cara de vinagre, quejosos ni, lo que es peor, pastores aburridos”.
Este Viernes Santo, el Pontífice presidirá la procesión nocturna del Vía Crucis en el Coliseo Romano. El sábado dirigirá la solemne Vigilia Pascual, y el domingo celebrará la misa pascual.
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