Ciudad del Vaticano.-
En la homilía del rito de la Vigilia de la Pascua, la solemne celebración de la resurrección del Señor con la que el Sábado Santo la Iglesia celebra la victoria de Jesús sobre el pecado y la muerte, el papa Francisco llamó a los fieles a tener humildad, a abandonar el orgullo y la presunción, ir más allá de la pereza y la indiferencia y recalcó que “en esta noche de Vigilia el Señor custodia a su pueblo para hacerlo salir de la esclavitud y abrirle el camino de la libertad”.
El rito de la Vigilia, que es la tercera celebración del Triduo pascual que en teoría se celebra entre la noche del sábado y la madrugada del domingo, inició en el atrio de la Basílica vaticana con la bendición del fuego nuevo y la preparación del cirio pascual.
Una vez concluida la tradicional procesión hacia el altar, con el cirio pascual encendido y el canto del Exsultet, dio comienzo la liturgia de la palabra a la cual siguió la liturgia bautismal.
El Pontífice administró los sacramentos de la iniciación cristiana (bautismo, crisma y Eucaristía) a 10 catecúmenos: seis mujeres y cuatro hombres de diversas edades y nacionalidades; la más joven era una camboyana nacida en 2002 y la más anciana una mujer nacida en 1948 proveniente de Kenia, el país donde milicianos islamistas de Al-Shabaab mataron el jueves a 148 personas en una universidad, en un ataque en el que aparentemente persiguieron a los cristianos y permitieron que los musulmanes escaparan.
En la misa de Viernes Santo, el Sumo Pontífice había orado por los cristianos perseguidos y se prevé que hoy, durante su bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo), retome el tema.
“Con la potencia de su amor el Señor hizo pasar el pueblo a través del Mar Rojo y también hizo pasar a Jesús a través del abismo de la muerte y de los infiernos” recordó ayer el Papa en la liturgia eucarística, agregando que la noche de vigilia fue una noche de dolor y miedo para los discípulos de Jesús.
Francisco también recordó que las mujeres fueron quienes descubrieron la primera señal del gran evento. “¡La gran piedra había sido movida y la tumba de Jesús estaba abierta!”, exclamó el Papa agregando que también ellas habían sido las primeras en ver la tumba vacía.
“También ustedes entren al sepulcro en esta noche de vigilia, deténganse a reflexionar sobre la experiencia de los discípulos de Jesús, entren en el Misterio que Dios realizó con su vigilia de amor”, agregó el Pontífice subrayando de esta manera el gran significado de la resurrección de Cristo.
“No se puede vivir la Pascua sin entrar en el misterio. No es un hecho intelectual, no es sólo conocer, leer… Es mucho más”, exclamó para después explicar que “entrar en el misterio significa tener capacidad para sorprenderse, de contemplación, pero también escuchar el silencio para oír el susurro, el filo de silencio sonoro a través del cual Dios nos habla”.
En este mismo contexto, el Papa subrayó que entrar en el misterio significaba ir más allá de las cómodas seguridades, más allá de la pereza, de la indiferencia e ir en busca de la verdad, de la belleza y del amor, buscar un sentido que no se dé por descontado, una respuesta no banal a las preguntas que ponen en crisis nuestra fe, nuestra fidelidad y nuestra razón”.
Francisco recordó que para entrar en el misterio se necesita humildad, “la humildad de bajarse, de apearse del pedestal de nuestro yo, tan orgulloso, de nuestra presunción, la humildad para redimensionar la propia estima, reconociendo lo que realmente somos: criaturas con virtudes y defectos, pecadores necesitados de perdón”.
“Una pequeña caricia”. Ayer mismo se informó que el Papa mandó a repartir unos 300 sobres con sumas de dinero para los pobres de Roma la noche del Viernes Santo, mientras él presidía el viacrucis en el Coliseo. “Una pequeña caricia” de parte del Pontífice, dijeron al entregar los obsequios a los mendigos los “ángeles custodios”, voluntarios encabezados por Konrad Krajewski, limosnero apostólico, y el sacerdote Diego Ravelli.
Además del dinero, los sobres llevaban una tarjeta de saludos pascuales y la imagen del Papa. Una iniciativa que se repitió por segunda vez este año. “La alegría está hecha de sorpresa, de conmoción, de euforia. Muchos besan la foto de Francisco, piden agradecerlo personalmente, otros se sorprenden por el regalo y corren con quienes no los han recibido aún para informarles”, indicó la Radio Vaticana.
Las iniciativas de Krajewski a favor de los sin techo y mendigos son ya famosas. Apenas unos días atrás 150 de ellos fueron invitados a recorrer los museos vaticanos y saludaron al papa Francisco en la Capilla Sixtina.
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