Ankara, Turquía.-
El gobierno turco llamó hoy a consultas al nuncio apostólico en Ankara, Antonio Lucibello, para expresar su malestar después de que el Papa Francisco calificó como “genocidio” la matanza de armenios por parte del antiguo Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial.
Durante la homilía de la misa celebrada en El Vaticano, en la que estaban presentes las máximas autoridades de la iglesia armenia y el presidente de ese país, Serz Sargsián, el pontífice recordó los 100 de la masacre de los armenios, la cual definió como “el primer genocidio del siglo XX” y exhortó a la comunidad internacional a reconocerla como tal.
El Papa destacó que era su deber honrar la memoria de hombres, mujeres, niños, sacerdotes y obispos, víctimas de la masacre “insensata” perpetrada por los turcos otomanos.
“Ocultar o negar el mal es permitir que una herida siga sangrando sin vendarla”, dijo al comienzo de una misa en la Basílica de San Pedro, en una declaración que en Turquía generó molestia.
Turquía mostró su asombro y le hizo llegar al nuncio apostólico en Ankara su malestar y decepción por esos comentarios, al argumentar que las declaraciones del Papa están “lejos de la realidad histórica”.
Turquía, sucesora del Imperio Otomano, reconoce la muerte de civiles armenios, pero rechaza que se haya tratado de un genocidio, arguyendo que jamás hubo un plan de exterminio masivo, sistemático y premeditado dispuesto por el Estado otomano, sino que se debieron a las luchas interétnicas, las enfermedades y el hambre durante el confuso periodo de la Primera Guerra Mundial.
Asimismo, Turquía rebaja de manera significativa la cifra de fallecidos respecto a lo estimado por los armenios, que aseguran que más de 1.5 millones de personas fueron asesinadas cuando el Imperio Otomano llegaba a su fin entre 1915 y 1917.
El ministro turco de Relaciones Exteriores, Mevlu Cacusoglu, consideró que la opinión del Papa es “infundada” y está “alejada de la realidad”.
“Las declaraciones del Papa, que están alejadas de la realidad histórica y legal, no pueden ser aceptadas, además las autoridades religiosas no son los lugares para incitar al resentimiento y al odio con acusaciones infundadas”, dijo Cavusoglu.
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