La Habana, Cuba.-
Ocho años después de que un grave y repentino quebranto de salud desplazó su figura omnipresente de la escena pública, el expresidente de Cuba, Fidel Castro, se mantiene como un referente en la vida política de la isla mayor de las Antillas.
Castro, quien este miércoles cumple 88 años de edad, 48 de los cuales estuvo al frente de los destinos de la isla, conserva sin embargo presencia mediática al recibir a dignatarios extranjeros o publicar artículos en la prensa oficial.
Actos culturales, exposiciones fotográficas, mensajes de gobiernos y movimientos políticos de izquierda, maratones juveniles y evocaciones fílmicas de su vida en la televisión, marcan la efeméride.
En las pocas fotos y videos divulgados en los últimos meses se observan los cambios físicos por su avanzada edad, en contraste con el alto y gallardo jefe de las guerrillas que descendieron de la Sierra Maestra.
En 2006, una grave enfermedad intestinal dio un giro a la vida del hombre que ocupó los máximos cargos en el gobierno, el Partido Comunista y las Fuerzas Armadas y contra el cual se fraguaron cientos de atentados, de acuerdo con denuncias oficiales.
“Su pensamiento constante es la Revolución”, escribió en una ocasión su compañero de armas, el mítico guerrillero cubano-argentino Ernesto “Ché” Guevara, asesinado en la jungla de Bolivia en 1967, y así lo ratifican sus escritos en la prensa del Estado.
Reverenciado como un icono por la izquierda continental y odiado por sus detractores, Fidel Castro nació el 13 de agosto de 1926 en Birán. Sus padres fueron el inmigrante gallego devenido en terrateniente, Ángel Castro, y la campesina cubana Lina Ruz.
Entre las principales fechas que marcan su trayectoria figuran el 26 de julio de 1953, en el fallido intento de ocupar el Cuartel Moncada en la ciudad de Santiago de Cuba para derrocar al dictador Fulgencio Batista.
El 2 de diciembre de 1956 Castro y 81 rebeldes desembarcaron en Cuba a bordo del yate “Granma”. La mayoría fue capturada o murió, pero con su hermano Raúl, el argentino Ernesto “Ché” Guevara y otros supervivientes, comenzó una guerra de guerrillas.
El 1 de enero de 1959 Batista huyó a República Dominicana y el día 8 Castro entró en La Habana tras un recorrido triunfal a lo largo de Cuba.
En junio de 1958, escribió premonitoriamente: “Cuando esta guerra se acabe, empezará para mí una guerra mucho más larga y grande: la guerra que voy a echar contra ellos. Me doy cuenta que ese va a ser mi destino verdadero”, en alusión al apoyo de Estados Unidos al régimen de Batista.
En la actualidad, Castro se mantiene al margen de los reflectores mientras su hermano Raúl acomete ajustes internos para “actualizar” el modelo socialista, que no se recupera del impacto sufrido tras la caída de la Unión Soviética y el bloque comunista de Europa oriental.
Observa la marcha del programa de cautelosas reformas de Raúl que modifican el sistema que instauró en 1959 en Cuba a las puertas de Estados Unidos, con lo que abrió paso a un prolongado conflicto, uno de los ejes de la Guerra Fría y de la cual es único superviviente.
Ahora, consagrado a la vida privada, leyendo y escribiendo, según los reportes oficiales, ha sacado tiempo para recibir a algunos visitantes extranjeros como en enero pasado hizo durante la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
Uno de los primeros mensajes de felicitación en llegar fue el del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quien escribió: “Gracias Cuba grande, por darnos al grande, a Fidel, al águila, al cóndor, al quetzal, al mito, la leyenda, al hombre, al sabio, al héroe, a la Revolución”.
Hasta ahora no se prevé su aparición pública en alguno de los actos programados del veterano líder revolucionario, que cambió su uniforme verde olivo por ropa deportiva, más cómoda para su convalecencia.
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