México, D.F.-
“¿Tú quieres ser cuidadora de la niña o quieres ser su mamá?”, le preguntaron a Andrea, en el lugar donde vivía Daniela, portadora de VIH desde su nacimiento, remitida por la Procuraduría General de la República (PGR) a una casa hogar.
Andrea respondió: “Quiero ser su madre, comenzar los trámites legales que sean necesarios”. La mujer, trabajadora en la casa hogar, conoció a Daniela de bebé. La niña fue trasladada a un albergue específico a los tres años, luego de que se supo que era portadora de VIH; pero, esto no fue razón para que Andrea la olvidara.
La pequeña ya le decía mamá desde que comenzó a hablar. Ninguna razón fue válida para la mujer, que logró adoptar a Daniela, luego de 13 años. Los antirretrovirales funcionaron para la niña y la etapa del sida ya fue superada, aunque aún es portadora. “Ser portadora del VIH no implica que tienes Sida”, declara la mamá.
La mujer y Daniela acuden aproximadamente tres veces a la semana al hospital, porque la joven ha estado delicada de salud; su madre va a consulta en La Casa de la Sal, en la Escuela de Padres.
Olivia Maldonado Velazco, directora general de la ONG, comenta que las mamás de hijos con VIH viven un doble estigma: por ser ellas portadoras y sus hijos.
La transmisión vertical (de madre a hijo) de VIH en México constituye la causa principal de transmisión de este virus en menores de 15 años; a esto se le conoce como VIH perinatal. Hoy México cuenta con políticas nacionales que brindan tratamiento antirretroviral (ARV) gratuito a todas las mujeres embarazadas con VIH.
El manejo de las mujeres embarazadas con infección por VIH contempla referir a la paciente a servicios para recibir atención y tener acceso a tratamiento con antirretroviral para disminuir el riesgo de trasmisión perinatal, entre otras medidas.
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