KARACHI, PAKISTÁN.- Al menos 43 personas murieron este miércoles en un ataque, reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico y una facción de los talibanes, contra un autobús que transportaba a musulmanes chiitas en Karachi, la principal ciudad del sur de Pakistán.
El grupo yihadista Estado Islámico (EI) reivindicó el ataque a través de un comunicado publicado en páginas yihadistas. Es la primera vez que el EI reivindica un ataque en la zona de Pakistán-Afganistán.
Antes, la facción Jundula, una rama de los talibanes de Pakistán, también había reivindicado la masacre, mientras que la policía aseguraba que había encontrado folletos en la escena en los que se responsabilizaba del ataque al EI.
Según un balance de la policía, 43 personas, incluidas al menos 16 mujeres, perdieron la vida en este ataque contra la minoría musulmana chiita, que representa cerca del 20% de los 200 millones de habitantes de Pakistán, un país de mayoría sunita.
Seis hombres armados, que circulaban en moto, abrieron fuego contra el vehículo en el que viajaban unos 60 ismaelíes, una corriente minoritaria del islam chiita.
Los asaltantes dispararon primero contra el chófer y, cuando se detuvo el autobús, abrieron fuego contra los pasajeros de forma indiscriminada, explicó un responsable de la policía local, Najeeb Ahmed Khan.
“El objetivo del ataque eran sin duda ismaelíes inocentes”, confirmó a la AFP Ghulam Haider Jamali, el jefe de la policía de la provincia de Sind, cuya capital es Karachi. Los autores del atentado llevaban pistolas de 9 mm, precisó ese responsable, que acusó a “terroristas” y “extremistas” de estar detrás de lo ocurrido.
Tras el ataque, los allegados de las víctimas se precipitaban hacia el hospital local para tratar de encontrar supervivientes o para recuperar los cuerpos de los fallecidos.
“Vine a recoger el cuerpo de mi joven hijo. Era estudiante y estaba preparándose sus primeros exámenes en el instituto”, declaró a AFP un hombre de mediana edad.
La matanza fue condenada por el primer ministro, Nawaz Sharif, y por el comandante del ejército paquistaní, Raheel Sharif, mientras que el gobierno provincial decretó un día de luto para el jueves.
VARIAS REIVINDICACIONES
Un portavoz de la facción Jundula, que ha reivindicado varios ataques en el pasado, incluyendo uno en una iglesia de Peshawar que acabó con la vida de 81 cristianos en 2013, afirmó que su grupo era el responsable del asalto al autobús.
En declaraciones por teléfono desde una ubicación no revelada, Ahmed Marwat dijo que fueron cuatro, y no seis, los combatientes que participaron y añadió: “Los chiitas y los ahmadis son infieles, son apóstatas y merecen la muerte”.
Se sabe poco sobre Jundula, ni su fortaleza ni su estructura organizativa, pero se cree que están basados en áreas tribales del país y en algunas partes de Karachi, una ciudad de unos 20 millones de habitantes.
Pero por otro lado, el EI también afirmó ser responsable del ataque a través de un comunicado publicado en sitios yihadistas.
Antes de que la organización hiciera público el anuncio, un oficial de seguridad en la escena también mostró a AFP una copia de un panfleto en el que se afirmaba que el EI era el responsable del ataque.
El atentado de Karachi es el más mortífero desde otro ataque contra los chiitas, a finales de enero, en Shikarpur, una pequeña ciudad situada en la misma provincia de Sind, que dejó más de 60 muertos.
En los últimos años se han multiplicado los ataques contra los chiitas, a los que los extremistas sunitas acusan de querer importar “la revolución iraní” a Pakistán y de seguir una corriente alejada de una supuesta ortodoxia musulmana.
El gobierno decidió levantar una moratoria sobre la pena de muerte, que estaba en vigor desde 2008, y ejecutó a más de un centenar de condenados a muerte, una medida que las organizaciones de defensa de derechos humanos consideran ineficaz para disuadir a los extremistas.