Los Reyes, Mich.-
Alondra no le sostiene la mirada a nadie, pero sonríe. Sonríe todo el tiempo con sus labios delgaditos, apenas visibles. En cambio su mamá Dorotea García, mira todo el tiempo con ojos bien abiertos a quien le habla, como tratando de buscar las palabras exactas para contestar de la manera más adecuada.
Dorotea, sin embargo, asegura que la niña y ella, desde que se vieron nuevamente el pasado martes en el juzgado primero de lo civil en el municipio de Los Reyes, no pudieron evitar abrazarse y desde entonces no se han separado ningún momento.
Ambas dijeron, “estamos como pajaritos”. “Mi hija no me suelta, no se cansa de darme besos, está emocionada”, aseguró la madre.
La resolución legal sobre la custodia de Alondra Díaz se dará el próximo viernes, luego de que se conozcan los resultados del ADN, que ellas en un principio rechazaron hacerse, pero ante la insistencia de la fiscalía de Michoacán, la juez Cinthia Elodia Mercado, quien lleva el caso, accedió a girar la orden para que se la practicaran.
“Para mí es un triunfo temporal, pero sé que todo esto valdrá la pena porque regresaré con mi hija a casa”, indicó Dorotea García, madre de Alondra, en conferencia de prensa la madrugada de este miércoles, luego de una jornada de 12 horas que implicó el primer día de desahogo de pruebas, que permitirá restituir la custodia de Alondra a su madre y poder repatriarla a los Estados Unidos.
“Hubo química instantánea, no se pudo evitar sentir el impulso de correr una a los brazos de la otra sin pedir la autorización del juez”, comentó la mujer que viste una blusa roja sencilla, un pantalón de mezclilla y unos zapatos de piso; ella es residente estadounidense y su hija tiene la nacionalidad norteamericana.
Alondra Díaz pasará las siguientes horas bajo el cuidado parcial de su madre, a la espera de que se dicte una orden para que puedan irse a Houston, Texas, donde ambas retomarán de nuevo su vida junto a la otra hija de Dorotea García, Sara.
Dorotea García, habla del futuro con una chispa en la mirada: “estos días —miércoles y jueves—, vamos a estar juntas, vamos a esperar y disfrutarnos, compartir y recuperar el tiempo que pasamos sin tener contacto. Por delante hay mucho que festejar”.
Por el momento no está en la mesa el tema del derecho de la niña de seguir disfrutando del cariño de su padre, Reynaldo Díaz, quien es buscado por interferir con la custodia de Alondra en Texas desde 2007.
“Hablamos la niña y yo, el tema con la jueza no se ha tocado. Siempre contemplé retirar los cargos y es la petición de la niña. No es de mi interés que, si ya tengo a mi hija conmigo, él termine en la cárcel”, comentó Dorotea y dejó abierta una pequeña posibilidad para que se pudiera continuar manteniendo la relación y la comunicación entre padre e hija.
Alondra Díaz es una adolecente delgada, de ojos tranquilos y boca pequeña.
Viste, como las chicas de su edad, una sudadera rosa con capucha y unos jeans ajustados.
Alondra es más alta que su madre y su pelo lacio y delgado, le llega a la mitad de la espalda.
Bien aleccionada, no ha pronunciado palabra ni mira a los reporteros, pero sonríe cuando escucha su nombre y los camarógrafos y fotógrafos le piden que voltee para un lado o para otro.
El pasado 16 de abril, la adolescente de 14 años Alondra Luna Núñez fue sacada por la fuerza por elementos de la Policía Federal de una escuela secundaria en Guanajuato y fue trasladada a los Estados Unidos debido a que Dorotea García aseguraba que era su hija. El caso alertó a los organismos defensores de los derechos humanos, medios de comunicación, ya que dejó en evidencia la falla procedimental de las autoridades judiciales mexicanas.
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