MËXICO, D.F.- Brasil y México son dos naciones democráticas que no pueden convivir con la corrupción y la impunidad, afirmó el miércoles la presidenta Dilma Rousseff en una sesión solemne en el Senado mexicano, con la que concluyó su primera visita de Estado al país.
En una ceremonia especial, la mandataria señaló que México y Brasil tienen importantes retos como promover una sociedad basada en fuertes valores de derechos humanos, democracia y “de los principios éticos; una sociedad que no puede convivir ni con la corrupción ni con la impunidad”.
Rousseff habló ante los senadores de la necesidad que tienen México y Brasil, las mayores economías de América Latina, de unirse para enfrentar la crisis financiera internacional que sigue afectando la economía mundial.
La “corrupción es un flagelo que daña severamente a la sociedad, debilita a las instituciones y afecta a la economía”, dijo de su lado Miguel Barbosa, presidente del Senado, quien llamó a las dos naciones a “sumar esfuerzos para erradicar la corrupción”.
Tras su discurso, Rousseff partió de regreso a su país cerrando una visita de Estado de dos días en la que sostuvo reuniones oficiales con su homólogo mexicano Enrique Peña Nieto.
La primera visita de Rousseff a México desde que asumió la presidencia en 2011 se dio en momentos en que ambos gobiernos son afectados por escándalos de corrupción y sus países enfrentan turbulencias económicas.
Rousseff ha sido objeto de protestas ciudadanas ante las graves acusaciones de corrupción en su partido, ligadas a un fraude en la petrolera estatal Petrobras y a una economía prácticamente estancada, cuyo PIB se espera se contraiga 1.2% este año.
Tras su encuentro del martes, Peña Nieto y Rousseff aseguraron que es el momento de estrechar las relaciones económicas y firmaron acuerdos dirigidos a doblar en la próxima década su comercio bilateral, que el año pasado se situó por encima de los 9.000 millones de dólares.
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