México, D.F. / Mayo 23.-
Ni en sus sueños más remotos imaginaron Sofía (Suecia), Vail (Estados Unidos) y Carolina (Estados Unidos-México), que la pasión por los Pumas de la UNAM las iba a unir y convertir en fervientes compañeras por el equipo de la máxima casa de estudios, y mucho menos se imaginaban eufóricas gritando “¡Goya, goya..!, en el estadio Olímpico México 68.
De tez blanca, pícaras sonrisas, risueñas y coquetas por naturaleza se puede definir a las tres niñas pumas que se convirtieron en amigas en suelo azteca, a su vez, conquistadas por hombres mexicanos.
Una de ellas y muy simpática, Sofía Magnusson, nació en la tierra de Alfred Nobel, reconocido químico sueco e inventor de la dinamita. Su equipo en Suecia es el IFK Götemburgo, pero ahora también los Pumas están en su corazón.
“Me gusta mucho el ambiente familiar de los estadios mexicanos como las porras, los cánticos, el jersey y las chelas”, aseguró con gran sonrisa, mientras con su mano izquierda nos presumía su bebida.
Para la niña sueca, que ya recorrió varios países de América Latina como Argentina, Brasil, Colombia y Venezuela, destacó que de México no conocía nada en absoluto, incluido el nombre.
Pero por azahares del destino, en Caracas, Venezuela, fue flechada por un gentil y caballeroso mexicano, según dijo.
“Mira, trabajo para un empresa multinacional que me llevó a Venezuela y ahí conocí a un mexicano que también tenía intereses por allá. Antes de eso, jamás había escuchado de México, ni el nombre, aunque ya viví en Argentina, Brasil y Colombia, entre otros”, destacó.
Quizás de nuestro país no conocía ni el nombre, pero lo que es un hecho, según sus palabras, es que México tiene un lugar predilecto en su corazoncito, pues inclusive ya se compró la verde del Tri y gritar con entusiasmo las porras a la Selección mexicana en el Azteca, aunque destacó que cuando juega México-Suecia, su corazón es mil por ciento sueco, “es la tierra donde nací, lo siento”.
Holligans en suelo sueco… Por otra parte, Sofía aseguró que en Suecia, los holligans han dañado la imagen del balompié y propiciado que la afición se aleje de los estadios.
En tanto, Vail Hilbert nacida en Grand Rapids, Michigan, y maestra en el Colegio Americano, coincidió con Sofía en que la afición de los Pumas es auténtica y pasional.
“Cuando conocí a los Pumas me enamoré de su ambiente, de sus porras y del estadio que es maravilloso. Creo que los jugadores de la liga mexicana no están inmersos en cuestión de las ganancias económicas como los deportistas de los Estados Unidos y eso los hace más auténticos.
“Además, los jugadores de la liga mexicana no ganan lo que un estadounidense (NFL, NBA, NHL, MLB y MLS, entre otros), y eso me da gusto, porque juegan con más pasión y entrega, mientras en mi país, lamentablemente les importan más las jugosas ganancias económicas”, dice.
La verdad, el amor a Pumas surgió cuando acudió con su novio al estadio Olímpico donde vivieron momentos agradables y románticos, que después de tres años aún recuerda con mucho cariño y suspiros.
Mientras, Carolina Bon, hija de mexicano y madre estadounidense nacida en Guadalajara con estudios en Sociología y Comunicación en la Universidad de San Diego, entre aquí y allá pasó la primaria, las secundaria y la prepa, reconoció con agrado la gran oportunidad que dan los Pumas a los jóvenes talentosos, así como la entrega de su afición.
“Pumas es un equipo que da oportunidades a los jóvenes y eso me gusta, además de la pasión de El Tuca (Ricardo ferreti) para con su equipo, lo que propicia la entrega de sus fans y lo escuchas en los cantos y gritos como el ¡Goya!, precisó la también admiradora del Barcelona y el Sevilla de la liga española.
Lo que sí quedó claro, es que cuando llegan al Olímpico es imposible no voltear a verlas, sobre todo, por sus cabelleras rubias y gran simpatía.
“Cuando llegamos al estadio, creo que somos inconfundibles, pues no ves nunca a tres chicas divertidas y güeras como nosotras armando relajo de manera divertida”, aseguró la niña sueca que cuenta con un maestría en Ciencias Políticas por la Universidad de Uppsala.
Finalmente, confesaron que además de disfrutar la cerveza, también les gustan los taquitos, los tamales, en sí la vitamina T mexicana.
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