Monterrey N.L. / Mayo 27.-
Una treintena de jóvenes bailarines y cantantes demostraron que los espectáculos amateurs quedaron atrás. Mas que estudiantes, se vieron como unos profesionales en el musical Footloose, que tuvo su estreno el pasado lunes por la noche en el Auditorio Luis Elizondo.
Bajo la producción de Teló, misma compañía que presentó Romeo y Julieta El Musical hace un año y con la dirección de Beto Castillo, el maestro del reality “La Academia”, Footloose es otra muestra del compromiso de los nuevos valores del teatro regiomontano.
Ambientada en los ochentas, esta puesta en escena basada en la película del mismo nombre protagonizada por John Lithgow, Kevin Bacon y Lori Singer en 1984, y llevada a Broadway en 1998, ahora ofreció su versión mexicana con un toque norteño.
Encabezan el elenco Sofía Garza en el papel de Ariel, en el que alterna funciones con Caty Farías; Orlando Castillo como Ren, Ana Valdés personifica a Vi, José Luis Garza interpreta al reverendo Moore, mientras Felipe Alvarez se ganó la simpatía del público con el personaje de Willard.
Adria de la Parra aparece como Wendy Jo, Diana Rodríguez caracteriza a Urleen y Martha King a Rusty; además de Lorena Ruiz da vida a Ethel y Mauricio Valdez a Chuck, quienes en sus roles secundarios hicieron lo propio y en conjunto lograron una integración total.
Entre los 15 números musicales divididos en dos actos, destacaron Se sabe Mover, Yo quiero un héroe (Holding Out for a hero), Que se oiga la ovación (Let’s Hear it for the boy) , Mi mamá, Cerca del Edén (Almost Paradise) y por supuesto Footloose.
La coreografía a cargo de Miguel Shagún fue notable, mientras que la dirección musical de Guillermo Palacios lució en todo momento. Cabe mencionar que Beto Castillo ofreció disculpas por el retraso de unos minutos ya que el baterista había sufrido un percance y no querían iniciar el espectáculo sin un elemento base de la orquesta.
Héctor King tuvo en sus manos la adaptación y traducción del guión original de Dean Pitchford, que relata la situación de un joven citadino por cuestiones familiares debe irse a vivir a un pequeño pueblo donde no hay ningún tipo de diversión, por orden de las máximas autoridades locales.
El reverendo Moore es el guía espiritual de la comunidad y ha prohibido que se realicen fiestas, por lo que Ren deberá convencer a todos de que el baile es una saludable y divertida forma de expresión.
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