Resuelto el tema Nuevo León con el fin del bipartidismo, ahora el PRI buscará lavar la afrenta de “El Bronco” cuando el próximo año se renueve la gubernatura en un proceso electoral que empezará en unos cuantos meses con el banderazo del organismo electoral y se estrenen las nuevas reglas aprobadas por el Congreso.
La reforma electoral que, como en el Estado vecino, permitirá por vez primera candidatos independientes para gobernador, alcaldes y diputados locales, dará nueva sazón a los comicios donde la cereza del pastel será la elección para gobernador.
Y toda vez que el 7 de junio pasado el Partido Revolucionario Institucional le recetó al PAN “el carro completo” al ganar los ocho distritos federales, quien tiene la sartén por el mango es el ejecutivo estatal, Egidio Torre Cantú, para no apresurarse y proponer su mejor gallo al presidente Enrique Peña Nieto.
Porque sin duda será un candidato, no candidata, el abanderado tricolor de una lista que se redujo drásticamente luego de los aplastantes resultados de la pasada jornada electoral donde Acción Nacional fue borrado del mapa tamaulipeco.
En este selecto grupo no están invitados los siguientes personajes: los alcaldes de Tampico y Ciudad Victoria, Gustavo Torres y Alejandro Etienne, respectivamente, y no porque no tengan méritos para aspirar, sino porque los resultados del 7 de junio no incrementaron sus bonos.
Torres y Etienne terminarán dignamente sus encomiendas, o podrían pedir licencia para buscar una diputación local, mismas que serán muy cotizadas ante la posibilidad de reelección, ya que en base a la nueva ley electoral de Tamaulipas pueden alargarse a cinco años, igual que las alcaldías.
Otros fuera de la jugada son los diputados federales electos de los Distritos V y VIII, Miguel Angel González Salum y Paloma del Carmen Guillén Vicente, porque sus triunfos fueron apretados. Y si apenas ganaron sus curules, una misión mayor sería desastrosa.
En esa misma lista hay que incluir a los legisladores de los Distritos I, II, IV y VII, los cuales llegarán al Congreso de la Unión para ayudar a traer recursos al Estado y llevarle agua al molino de Peña Nieto en la segunda mitad de su sexenio. Igual está descartado el eterno aspirante Marco Antonio Bernal.
Pero quienes se colocaron en la primera fila cuando el juez accione la pistola y de la voz de arranque son los diputados federales electos del III y VI: Edgar Melhem Salinas y Alejandro Guevara Cobos, que ganaron abrumadoramente en las urnas teniendo sus respectivos epicentros en Río Bravo y Mante.
Melhem Salinas tiene a su favor, además de sus casi 90 mil votos, que es quizá el político, obvio sin considerar al gobernador, con más millas acumuladas en Tamaulipas por haber sido delegado federal de Sedesol federal antes de tomar la candidatura.
En el norte de la entidad, donde se concentra la mayoría del padrón electoral
-desde Nuevo Laredo hasta Matamoros, pasando por Reynosa, Río Bravo y Valle Hermoso-, la marca Melhem Salinas es conocida y sería arropado por todos los grupos políticos en caso de que sea “el bueno” de Torre Cantú.
Pero si algo es cierto, es que el gobernador no tiene simpatías por Guevara Cobos, quien el año pasado llegó de la Ciudad de México para promoverse como su posible sucesor, con la bendición -nada más y nada menos- que del presidente de la República con quien trabajó como jefe de giras de Los Pinos.
Tanto Melhem Salinas como Guevara Cobos coinciden en que fueron diputados federales de la misma legislatura y, por azares del destino ahora están sentados en la primera mesa como fuertes aspirantes del PRI para 2016.
El tercero con posibilidades serias es de Matamoros y se llama Baltazar Hinojosa Ochoa, quien llegará al Congreso de la Unión como diputado federal plurinominal con amargo sabor, porque sus bonos estarían muy altos por haber competido y arrebatado la curul del Distrito IV… pero en las urnas.
Hinojosa Ochoa no quiso arriesgar el capital político acumulado y decidió esquivar al apellido Salazar, apostando a que puede ser “el bueno” catapultado por su cargo como secretario de Organización Política del CEN del PRI.
El ex munícipe de Matamoros no tiene a su favor que sería el tercer candidato, con posibilidades de ganar, originario de esa ciudad después de su padrino Tomás Yarrington Ruvalcaba y del antecesor y actual senador, Manuel Cavazos Lerma.
Sin levantar polvo y tampoco hay que excluirlo de la lista, está el alcalde de Reynosa Pepe Elías Leal, quien el lunes 8 de junio llevó en charola de plata al gobernador un trofeo muy codiciado: derrotar al hermano del corrupto senador Francisco García Cabeza de Vaca en Reynosa, y arrebatarle al PAN la diputación.
Desde que Oscar Luebbert Gutiérrez levantó la mano en 2004 para ser considerado como serio candidato a gobernador, porque seis años atrás sus posibilidades eran nulas, los priistas de Reynosa reclaman voltear a verlos desde Ciudad Victoria.
Y esta vez tampoco se quedarán con los brazos cruzados. Y menos ante la amenaza Cabeza de Vaca a quien la dupla Pepe Elías-Luebbert Gutiérrez ya le tiene tomada la medida.
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