México, D.F. / Mayo 31.-
Qué difícil referirse a quien se ha convertido en una persona digna de admiración y respeto; es más, a quien con su privilegiada voz pondría la “piel chinita” de cualquiera.
Pese a muchas críticas, Susan Boyle, de 48 años, se convirtió en la favorita de millones de espectadores no sólo en su natal Escocia y Gran Bretaña (donde se llevó a cabo el concurso “Britain’s got talent”), también en otras ciudades del mundo.
La noche del sábado, Susan cerró un capítulo no sólo en su propia historia, también en el de la música en el mundo. No conquistó el primer lugar de dicho concurso (obtenido por el grupo de baile “Diversity”), sin embargo, una segunda posición no hizo que nadie olvidara el fenómeno mundial en el que se convirtió: más de 100 millones de personas han visto sus videos en internet, al tiempo que el gurú de los musicales en el planeta, Andrew Lloyd Weber, manifestara su deseo de “ficharla” para que protagonice alguno de sus próximos proyectos.
No es para menos el apoyo de varias celebridades, como Demi Moore, quien a través de twitter (red social en internet) expresó que la voz de Susan le hizo llorar de la emoción. Esto, después de escucharla interpretar “I dreamed a dream”, tema del musical Los miserables.
Pero más allá de la emoción y el mérito de salir “avante”, lo que resulta extraordinario es que por fin Susan cumplió su sueño. Desde que la prensa se percató de su privilegiada voz, fue testigo de que ella simplemente deseaba cantar para un gran auditorio.
Afortunadamente, con ese sueño hecho realidad, sus seguidores también ganaron, y mucho. No fue para menos la fortuna de escuchar en directo o a través de sus televisores, a una mujer con voz bendecida, al tiempo que el temario de este aprendizaje era humildad, energía y deseo de superación.
Y para muestra está nada más y nada menos que Amanda Holden, uno de los jueces de este concurso, quien durante la primera presentación de Boyle, se confesó sorprendida ante la imagen que veía y lo que sus oídos escuchaban.
“Tengo que agradecer la oportunidad de ser testigo de esto. Debo confesar que desde un principio nadie, ni yo, creía en ti; muchos nos burlamos (en cuanto apareció sobre el escenario), pero ahora nos has enseñado que no debe de haber prejuicios… Muchas gracias y felicidades”, expresó Holden.
Y es que si ustedes ven a Susan, quizá serían víctimas de su propio lado oscuro, de su falta de conocimiento para atreverse a juzgar a alguien, y más, cuando los estereotipos de las chicas jóvenes, hermosas y de cuerpos esculturales parecen ser el requisito indispensable para quienes aspiran a destacar en ciertas carreras, como la de ser artista.
Susan, quien dice venir de “una pequeña villa, no de una ciudad (Escocia)”, no es la mujer que llamaría la atención por su belleza, pero ¡cuidado!, cuando canta, podría ser la fascinación de cualquiera.
Su figura es regordeta, con pelo alborotado, ceja poblada y con atuendo que muchos calificaron de “anticuado”. Desde un inicio, Susan hizo a un lado los nervios, la crítica citadina y se subió al escenario para cantar; muchos dirían, sin equivocarse “como los ángeles”.
Tal y como sucedió con Holden, previo a su primera interpretación en el concurso, el público se río al verla, y se burló cuando la todavía “desconocida” dijo que su sueño era interpretar ante un gran auditorio.
Pero ¡Sorpresa! Después de escucharla, todos le aplaudieron de pie; los elogios daban cuenta de su talento.
De su imagen, esto expresó Susan en un inicio al London Times: “Consideraré ponerme maquillaje más adelante!… Por ahora estoy feliz siendo como soy. No me pondría botox ni nada de eso. Me siento contenta con la manera en la que soy y me veo. ¿Cuál es el problema de verse como Susan Boyle?”
El precio de la fama
Sin embargo, esta mujer, que como era de esperarse se ha convertido en la “mina de oro” de varias disqueras que ya han manifestado su interés por grabarla, se ha dado a la tarea de lucir “mejor” con base en los cánones del estereotipo.
Ahora Susan viste ropa de “marca”, luce cejas depiladas y una cabellera más cuidada. No obstante, por este cambio, también empezó a ser criticada. Algunos de sus seguidores han manifestado en internet “esos cambios hacen que pierda su autenticidad”.
The Sun comenta que ahora Susan, en lugar de pagar 35 libras por arreglarse el cabello en su habitual salón, cerca de su casa, lo ha hecho en lugares para las celebridades, en Londres; le cobran alrededor de 200 libras.
Pese al éxito y a las críticas como la de Lily Allen (dijo que está sobrevalorada), Susan, la que una vez dijo que nunca la habían besado —después se desmintió—, manifiesta: “No me esperaba esta respuesta, el que la gente fuera amable conmigo ha sido maravilloso”.
Lo que sigue, auguran, no es nada más una gran carrera, también soportar el precio de la fama y con ello, a los paparazzi, como relata su hermano Gerry. “Van varias semanas en que no la dejan ni un momento; esto le está afectando… Esperemos que todo esté muy bien”.
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