Orlando, Florida / Junio 1.-
La receta fue similar. En 1992, Orlando Magic seleccionaba a Shaquille O’Neal como la primera global y dos años después, disputaban las Finales de la NBA.
Ahora, la posición de centro también los tiene en esta instancia, donde no habían llegado desde aquel 1994, cuando fueron barridos por los Rockets de Hakeem Olajuwon. Hoy, el nombre en cuestión es Dwight Howard.
Le apodan “Superman”, pues en el concurso de clavadas de 2008 realizó una tremenda atascada vestido como el personaje de las tiras cómicas, para ganar la justa y de paso arrebatarle el mote al propio Shaquille.
Pero de pequeño su apodo era otro. Sus padres le llamaban el “Niño Milagro”, porque antes de que naciera su madre ya había sufrido siete abortos naturales.
Como muchos jóvenes en los 90, creció admirando a Michael Jordan; tuvo siempre el ejemplo de su padre, a la fecha policía estatal en Georgia y director atlético de la Southwest Atlanta Christian Academy, donde estudió Dwight antes de dar el salto a la NBA. Esa figura de 2.11 metros y 120 kilos salió de la prepa para hacer magia en la Florida… y vaya que ha dejado a más de uno boquiabierto.
Una posición subestimada a veces es la de centro. Pero si LeBron James —el mejor jugador de la NBA en estos momentos— pasara un año más sin estrenarse como campeón, es, en mucho, por culpa de Dwight y la forma en la que dominó sobre la pintura a los Cavaliers en la Final del Este.
Los números de este poste fueron modestos respecto de lo que O’Neal hizo en su primera temporada —Shaq registró 23.4 puntos y 13.9 rebotes por partido—, aunque éste venía de jugar en la Universidad (LSU).
En cuanto a puntos, el desarrollo de Howard fue lento. En su primera temporada (2004-2005) promedió apenas 12 puntos por partido, luego 15, 17 y desde la campaña anterior no bajó de los 20.
Donde causó un impacto inmediato fue bajo la tabla. Nadie lo mueve, en ese pequeño espacio todos los balones que rebotan parecen llevar su nombre.
En su campaña de novato promedió 10 tableros por encuentro y eso poco ha variado, aunque también ha habido progresos. Lleva dos años en que su cifra favorita en este departamento es 14.
Al igual que Shaq lo hizo en Atlanta 1996, Howard logró su medalla de oro olímpica apenas hace un año en Beijing, pero él quiere su anillo de monarca de la NBA. Uno como los cuatro que tiene O’Neal.
Dwight es cristiano y jamás lo oculta. Apenas en la conferencia de prensa tras la victoria en el sexto partido ante Cleveland dijo: “Todo se lo debo a Dios”.
En ocasiones, esto le ha traído críticas. Mike Freeman, columnista de CBS Sports, escribió este domingo: “El lugar de Dios está en el cielo, no en las Finales de la NBA”.
Tiene un hijo con su novia, Royce Reed, ex porrista del Orlando Magic; el pequeño Braylon Joshua Robert Howard nació el 18 de noviembre de 2007 en Orlando. Cuando la noticia se dio a conocer, también hubo críticos que subrayaron el hecho de que había tenido un vástago sin estar casado; a esto, Howard jamás quiso dar explicaciones y, como lo ha hecho desde que llegó a la NBA, mantuvo su vida personal alejada —en la medida de lo posible— de los medios de comunicación.
Pero en lo que respecta a su labor sobre la duela le sobran fans, pese a que es uno de los jugadores más explosivos y tiende a cometer faltas técnicas. Desde la línea de libres… bueno, no es un Patrick Ewing, pero tampoco es un Shaquille O’Neal.
Lo que está claro es que en el umbral de las Finales de la NBA 2009, la decisión de Orlando en aquel 2004 fue la mejor… aunque no fue fácil. Los del alto mando dudaron puesto que Emeka Okafor venía de cuatro años como estelar en UConn, donde incluso ganó el campeonato nacional.
Se trataba de la primera selección global y fue entonces que optaron por la vieja receta y fueron por un joven centro, como lo habían hecho con Shaq en 1992.
Hoy, cuando el Magic aún busca su primer título NBA, está esperanzado en Dwight Howard; y precisamente el trofeo Larry O’Bryan fue lo que el gran Shaq nunca pudo darles.
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