Durante 70 años el PRI le vio la cara de ilusos a los mexicanos hambrientos en tiempos electorales; echaban a andar toda la maquinaria; usaban el viejo sistema, la estructura y los programas sociales –como decían– para mantenerse en el poder a como diera lugar. Y lo lograron hasta el año 2000.
En esas siete décadas, la oposición encabezada por el PAN se conformó con ser un simple espectador de toda la prepotencia de un partido que no tenía límites con tal de perpetuarse en el poder.
Sin embargo, quienes votamos por el Partido Acción Nacional en 2000, jamás nos imaginamos que los actuales gobernantes aplicarían estrategias más sofisticadas: utilizar el sistema y las instituciones como el Ejército Mexicano para intentar salir ganadores el 5 de julio próximo por medio de los “narcovotos”.
Aprovechando la falta de memoria de más de 50 millones de pobres en México –la misma cantidad o mayor que cuando gobernó el PRI–, Germán Martínez Cázares se olvida que fue durante la gestión del panista Vicente Fox Quesada cuando la violencia se salió de control en el país; ciudades como Monterrey antes pacíficas se convirtieron en campos de batalla y se fugó de una cárcel de máxima seguridad el capo Joaquín “El Chapo” Guzmán.
El dirigente nacional del PAN ha evidenciado, con las declaraciones que hizo en Monterrey el domingo 24 de mayo pasado, que el CEN albiazul y Los Pinos están bien coordinados en una campaña donde la presidencia de la República apuesta todo a los operativos militares, a los medios como caja de resonancia y a los spots del PAN de las fuerzas contra el narcotráfico.
Ese día, Martínez Cazáres llegó hasta las escalinatas del Palacio de Gobierno para anticipar –dijo a Televisa México el gobernador priista de Nuevo León, Natividad González Parás, la noche del martes 2 de junio–, que la Federación preparaba un operativo contra el crimen organizado en la entidad.
Y así fue, ese martes efectivos del Ejército Mexicano detuvieron a directores de Seguridad Pública, ex jefes de la Policía y cerca de 60 elementos policíacos, supuestamente a sueldo y por estar ligados con el narcotráfico, como sucedió la semana anterior en Michoacán.
Los municipios más evidenciados mediáticamente ante la opinión pública nacional fueron tres que gobierna el PRI como Apodaca, Guadalupe y Escobedo, aunque horas después los mandos policíacos fueron puestos en libertad.
Es una verdadera lástima que el PAN no solamente aprendió, sino superó, las mañas del PRI para mantenerse en el poder 70 años, cuando se aprovechaba de la ignorancia y del hambre de millones de mexicanos entregándoles frijol y leche a cambio de su voto.
Porque no es coincidencia que a un mes de las elecciones –aunque los operativos y las detenciones arreciaron otros tantos meses atrás–, el Ejército Mexicano detenga y presente a cabecillas del crimen organizado, teniendo como aliados los miles y miles de spots del PAN que apoya las acciones antinarco del presidente Felipe Calderón Hinojosa.
No se vale que quienes sufragamos a favor del PAN y por Fox Quesada en 2000 soñando que cambiarían las cosas en México, seamos testigos de que los nuevos gobernantes no hayan aprendido del pasado y que, seducidos por el poder, crean que seguimos siendo una Nación repleta de ignorantes muertos de hambre.
Y qué pena que una institución como el Ejército Mexicano se preste a esta guerra sucia del PAN que está fuera de control del Instituto Federal Electoral (IFE).
Si bien el PAN-gobierno nunca aceptará esta estrategia de campaña, es cuestionable y criticable que si las oficinas de inteligencia sabían dónde operaban y donde vivían los capos meses antes de sus detenciones, los hayan dejado delinquir, traficar y poner en riesgo a civiles inocentes que se atravesaron en las balaceras como pasó en Torreón, Tijuana, Reynosa, Ciudad Juárez, entre otras ciudades.
Porque México está peor de violento, y los funcionarios públicos más comprados por el crimen organizado, desde que Fox Quesada llegó a Los Pinos. Una realidad, no un invento.
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