México, D.F.-
Hace tres años, los médicos creyeron darme una “sentencia de muerte”: menopausia.
Mi abuela y mi madre la habían pasado mal. Sin embargo, la historia puede de ser diferente. Los síntomas de angustia, depresión, menstruación irregular, insomnio, caída del cabello, hinchazón de cuerpo y aumento de peso me lo dijeron.
Había que ir al médico ya. Algunos de estos síntomas me habían acompañado días antes de menstruar durante la década de mis veinte y veintitantos años. A esta fase, la premenstrual, las brujas le llamamos la etapa de luna menguante.
Esto, porque nuestras fuerzas disminuyen como lo hace la luna en su tránsito por el cielo. Es una muerte pequeña para nuestras emociones. Al fin y al cabo, nuestro óvulo ha muerto sin haber sido fecundado.
En esta fase, cuando estamos por menstruar, se juntan todas nuestras tristezas y dolores.
Aún las más antiguas. Recordamos todo lo malo que nos hicieron nuestros padres, nuestras exparejas, nuestros amigos y examigos. No es sencilla, pero hay que transitarla hasta que pase. Es lo que toca. Y de la mejor manera posible.
El Climaterio y la Menopausia son un mucho como la fase premenstrual. En ellas recordamos los agravios y tristezas del pasado y sentimos el duelo por la muerte de todos nuestros óvulos. Es decir, nos desconectamos de la vida y el placer. Como la luna, nos sentimos menguar… ¿Parece terrible, no?
Sin embargo, ahora que lo sabemos… ¡Podemos hacer algo para cambiarlo!
Cuando salí del consultorio médico, con un gran peso sobre los hombros, me di tiempo para devastarme y chillar.
Lo hice por unos días. La muerte de un ciclo merece honrarse con un duelo.
Después, decidí reconectarme con aquello que sentí que perdía. La palabra reconectarme fue la clave.
Uno de mis grandes miedos fue al envejecimiento: ¿Qué pasaría con mi piel, mi cabello, mi cuerpo? ¡Antes muerta que sencilla! Investigué acerca de los alimentos que me eran más favorables y los incluí en mi dieta, sobre todo, los alimentos de fuego que me mantienen funcionando como adolescente: los antioxidantes. Como el café orgánico y el chocolate amargo. Si algo nos mantiene conectados con la juventud es ese fueguito interno. Como el placer que da el sexo…
Hablando de esto, ¿sabías que los bochornos son la forma en la que el cuerpo te dice que estás caliente aún? Energéticamente, después de los 40 somos mucho más “sexosas”, pero los prejuicios nos dicen que eso es solo para jovencitas.
En la medida en la que lo aceptes, te sentirás mejor. Hay muchas maneras de sentirte sexy; una de ellas es teniendo orgasmos. Además, con ellos previenes las migrañas.
Los círculos de mujeres que transitan por esta fase también me han ayudado mucho. Nada como tener a quien contarle mis procesos, mis cambios y mis dudas. En lugar de sufrir, nos reímos y nos damos tips para lo que ocurre día con día. No es necesario reunirse físicamente. A veces nos damos apoyo hasta por whats en el celular.
De estos círculos aprendí que el aceite esencial de geranio, puesto en aceite de almendra y untado en el cuerpo, te ayuda con los cambios hormonales y a mejorar el humor. Ahora este aceite es mi gran compañero.
Recuerda que la menopausia es una disminución de energía y, por ello, el descanso es esencial. Estamos pagando factura por la cantidad de años que hemos abusado del cuerpo.
Date masaje en los pies con aceite de almendras, toma baños más largos, duerme 5 o 10 minutos más, aprende a decir “no puedo” y “no quiero”.
Es momento de devolverte lo que te debes. Recuerda que la sangre que le dabas al mundo mes con mes se va quedando en ti convertida en sabiduría, que es aceptar las leyes de la naturaleza.
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