Semanas atrás platiqué con un proveedor regiomontano que en 2003 tuvo que ´agarrar sus chivas´ y emigrar a tierras tamaulipecas para ofrecer sus servicios o productos, como también lo hicieron algunos ex funcionarios con afiliación o cercanía al PAN. El motivo del éxodo fue que ese partido había perdido la gubernatura de Nuevo León y los principales municipios metropolitanos.
Uno de los protagonistas de esa singular migración es Marco Heriberto Orozco, actual diputado federal y quien fue secretario del Ayuntamiento cuando inició la administración de Adalberto Madero Quiroga.
Entre 2003 y 2004, Marco Heriberto fungió como coordinador de campaña del entonces senador panista Gustavo Cárdenas Gutiérrez, aspirante por segunda vez a la gubernatura del vecino Estado.
Seis años atrás, otro grupo encabezado por Dionisio Herrera Duque, Víctor Pérez y Rogelio Benavides Pintos apoyó a Cárdenas Gutiérrez cuando, en 1998, aspiró al mismo cargo, teniendo como cuartel general la fronteriza ciudad de Reynosa que, en el trienio 2005-2007, tuvo una efímera gestión panista.
¿A qué viene esta introducción al tema principal? –se preguntará un lector–. Pues bien, ese proveedor en mención, cuyo nombre prefiero omitir, me confió que en una administración municipal del PAN no siempre el alcalde resulta “el más ganón”.
Con ese término de “el más ganón” se refería al funcionario que obtiene los mejores beneficios económicos durante el trienio, producto de ´moches´, ´porcentajes´ o ´diezmos´ por otorgar contratos a ciertos clientes.
En Reynosa –aseguraba–, si bien hay cifras pesimistas de 30 millones de dólares que el ex alcade panista, Francisco García Cabeza de Vaca, acumuló ilícitamente, hubo otros como Mario Gómez Monroy, ex secretario de Servicios Administrativos, que hizo negocios a escondidas de su jefe sin reportar utilidades.
Y eso pudiera estar pasando en Monterrey, donde a Madero Quiroga se le puede acusar de ser ambicioso políticamente y de querer a toda costa ser candidato al gobierno de Nuevo León, mientras otros están surtiéndose a manos llenas ante tantas distracciones del alcalde.
Madero Quiroga no aparenta ser el clon de Cabeza de Vaca cuando se trata de manejar recursos públicos. Además, el primero nació rico y viene de una familia respetada en Nuevo León.
Sin embargo, seguramente hay más de un Gómez Monroy que despacha en la presidencia municipal de Monterrey y que seguramente ha incrementado su riqueza descomunalmente en los primeros dos años de su gestión, como el ex funcionario panista de Reynosa que fue uno de los hombres de mayor confianza de Cabeza de Vaca.
Gómez Monroy manejó la nómina a su antojo; eligió a los proveedores y los pasó por la báscula; pagaba o retenía los sueldos de los funcionarios de confianza; calendarizaba los ´moches´–de preferencia en dólares– para luego ser depositados en sus cuentas en bancos de McAllen, Texas.
Y, entre otras ilicitudes, empleó a militantes panistas con sueldos de todos los niveles para que se convirtieran en la milicia del panismo a las órdenes de Cabeza de Vaca, con miras a un proyecto por la gubernatura. Y si algo faltaba: creó una nómina de ´trabajadores fantasmas´, cuyos sueldos iban a parar a otros bolsillos.
Al final de la administración, Gómez Monroy fue “el más ganón”. Eso pasó en Reynosa, mientras en Monterrey aún falta que se escriban los primeros capítulos de una historia similar.
Por lo pronto, en la última edición de Hora Cero Nuevo León se publica en con documentos, cifras, fotografías y grabaciones, lo que pudiera ser la segunda parte de una película titulada: Cómo se las gastan los panistas.
Y Adalberto Madero Quiroga tiene que responder por el gran negocio de 118 millones de pesos por concepto de servicios mecánicos en su administración, pues si no es él, alguien más se está sirviendo con la cuchara grande.
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