Alejandro Etienne, Ramiro Ramos y Enrique Cárdenas son los “gallos” del gobernador Egidio Torre Cantú para sucederlo, pero la milicia tricolor de Reynosa no se quedará con los brazos cruzados sobre quién debe ser el futuro candidato del PRI.
El ejecutivo estatal sabe que las elecciones de 2016 no serán una repetición del proceso pasado, cuando su partido se llevó “carro completo” en las diputaciones federales.
El riesgo de que el corrupto senador Francisco Garcia Cabeza de Vaca aparezca en escena, así como el nuevo ingrediente de candidatos independientes a gobernador, alcaldes y diputados locales, harán de las elecciones del próximo año un espectáculo jamás visto.
Por eso Torre Cantú no debe aferrarse a imponer a un candidato gris que en vez de sumar, reste, volteando a ver otras opciones como Edgar Melhem Salinas, Baltazar Hinojosa Ochoa y al mismo alcalde de Reynosa, Pepe Elías Leal, quien deberá de ser más arrojado y menos alineado.
La posible candidatura de Melhem Salinas sería bien vista por los grupos de Reynosa y Matamoros, porque estarían apoyando a uno de la zona norte de Tamaulipas. Lo contrario sucedería con Etienne y Cárdenas.
El gobernador tiene como su delfín a Ramos, un político que anda bien encuerdado y que bien pudo haber disputado la alcaldía de Nuevo Laredo a Carlos Canturosas hace dos años, pero se fue por el camino más pavimentado: la diputación local.
El PRI corre el riesgo de que se repita la historia de Nuevo León, donde el presidente Enrique Peña Nieto ni las manos metió cuando el gobernador Rodrigo Medina de la Cruz impuso a la senadora Ivonne Álvarez García, llevándola él mismo al desfiladero.
Torre Cantú no puede equivocarse, dejando a un lado amistades, compromisos, querencias o compadrazgos.
Reynosa es el municipio con el mayor número de electores en el Estado; los priistas han sabido derrotar una y otra vez a Cabeza de Vaca, y aseguran merecen la tajada más grande del pastel.
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