México, D.F. / Junio 23.-
El simple número espanta. Sólo cuatro de los 18 equipos del futbol mexicano trabajan con números negros. Anótelos: Chivas, Pachuca, Pumas y Atlas. A los otros 14 “no les sale” el negocio.
De acuerdo con un estudio de marketing elaborado por la Johan Cruyff University, la mayoría de los clubes de la Primera División mexicana opera con números rojos y Víctor Garcés, vicepresidente del Cruz Azul, una de las instituciones que más dinero pierde, lo ratifica.
“Pues sí, yo creo que esto es muy real”, admite Garcés. “Nosotros no tenemos pérdidas, porque consideramos al club como parte de nuestro vehículo de publicidad, le asignamos un presupuesto y nos mantenemos”.
“Para nosotros es un gasto que tenemos plenamente identificado y comprobado. No registramos pérdidas, porque se las asignamos. Nos ayudan los ingresos. Pero sí le puedo decir que los equipos que no tengan esta posibilidad, obviamente están con números rojos”, asegura.
Cruz Azul, en los últimos años, reporta egresos que no van acordes con sus ingresos. Hablamos de pérdidas anuales que superan los 9 millones de dólares.
“No sé qué tanto son números negros o rojos para esos clubes, porque la mayoría son particulares y tienen empresas muy fuertes atrás. Entonces, a lo mejor, hay una interacción de gastos”, añade Víctor Mahbub, presidente del patronato de Pumas y con un sano rostro financiero.
“Si esa es la realidad del futbol mexicano, creo que es preocupante”, estima Alejandro Hütt, a cargo de la empresa Alhüva Entretenimiento. “Las conclusiones que hace el estudio respecto de que 14 equipos pierden dinero, se dan porque son grandes empresas que no tienen problema en que los clubes reflejen pérdidas, porque es un tema fiscal para el manejo de sus negocios. Pero yo creo que esto sí debería de inquietar”, considera.
Hütt postula al Club Pachuca, “del que estoy seguro que está en números negros, porque ha combinado muchos otros factores en su estrategia de negocio, como el tema de la educación, el aspecto social y la manera en que ha ampliado su línea de productos”.
En la misma dirección opina Luis Ramón Carazo, reconocido especialista en economía del deporte: “Un ejemplo de un equipo que ya tiene una forma como empresa y más puramente dedicado al negocio del futbol, aunque se haya diversificado a través de la educación, es el Pachuca, con un concepto bastante interesante”.
La fórmula de los grandes
En el crecimiento económico, Carazo observa los tres principales rubros a saber: patrocinios, taquillas y derechos de televisión, vitales en dicho esquema.
Mahbub ofrece una probadita del desarrollo de Pumas: “Somos quizá los que menos cobramos en el estadio, acorde con la situación socioeconómica. Pero, ¿dónde tenemos ventaja?: que son muchos, y compran todo lo que se requiere”.
Hütt sugiere dividir derechos de televisión abierta con los de la TV de paga y copiar el modelo del deporte estadounidense. “Cuando hablas de quién negocia con las marcas de ropa deportiva en la NBA, NFL o Grandes Ligas, lo hace la oficina corporativa de la liga y no los clubes. Hay un mayor beneficio haciéndolo de manera colectiva”, propone.
En el otro polo, como gerente de patrocinios en la cervecería Cuauhtémoc, Hütt vivió una experiencia singular. Con indicadores a la baja en asistencia a los estadios y en ratings televisivos, los clubes pedían más dinero, bajo el argumento inflacionario, no basado en lo que marca el Banco de México, sino en una inflación del futbol, provocada por el medio.
No me ayudes, compadre
En el tema de la televisión, Víctor Garcés encuentra incongruente que las televisoras realicen grandes inversiones en los clubes y sus propios comentaristas se encarguen de “medir” el espectáculo y lo direccionen a la baja.
“A la hora de las transmisiones, los comentaristas dicen: ‘qué feo partido, qué pésimo espectáculo’ y están invitando al público a que le cambie. Lo que no entiendo es que si nos están pagando por hacer una transmisión, los propios comentaristas estén denostando el partido. Y luego la televisión te dice, ‘tu equipo no está gustando y no tienes rating adecuado para que te pueda pagar más’. Nos miden”.
Por eso, insiste Hütt, “hay que revisar esas variables para ver cuáles son las condiciones en México y cómo se puede mejorar el modelo de negocios, pero estoy convencido de que los clubes pueden y deben ser negocio”.
Los números dicen otra cosa.
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