Muy complicado el panorama para el PRI en los distritos de Ciudad Madero, Tampico y Reynosa, por ello no es fortuito que Beatriz Paredes, la dirigente nacional, esté proyectando su visita el martes 30 a esos lugares para hacer cierres de campañas.
Los priistas, pese a lo que diga Ricardo Gamundi, el dirigente estatal, se andan agarrando de un clavo ardiendo para no perder algunas diputaciones, porque el compromiso que hicieron es ganar ocho de ocho.
Pero hasta los más conocedores y buenos priistas no comparten el positivismo de Gamundi, quien dicho sea de paso, tendrá en esta elección su prueba de fuego, que le permitirá encumbrarse nuevamente en los afectos de Geño, o que le busquen sustituto más acorde a los intereses de quien será el abanderado priista para 2010.
Y si hablamos de la elección del año entrante, crece cada día la certeza de que los comicios serán en julio y no en noviembre como fue el acuerdo del Congreso estatal.
De ser así, a principios del año próximo estaremos presenciando una cascada de renuncias de aquellos que desean participar en la rebatinga a los cargos de elección popular, empezando por la gubernatura, pasando por las alcaldías, sindicaturas, regidurías y terminando con las diputaciones.
Menudo lío se avecina porque esa movedera de gente creará caos al interior de los grupos y de las instituciones, entonces hay cierto riesgo de que el cierre de la actual administración no sea lo terso que están esperando quienes la encabezan.
Porque es en el último año cuando empiezan a aflorar las consecuencias de los errores cometidos en el ejercicio del poder durante los cinco años anteriores.
Y, con ello, también las deslealtades, porque el hambre es dura y más en época de crisis, así que hay que buscar sitio en el próximo barco para tener qué comer los próximos seis años.
Desde cualquier punto de vista, la agonía será larga y solitaria.
DARLES VISIBILIDAD
Permítanme usar un término que se aplica cuando se escribe sobre temas de género, la palabra visibilidad, que aquí es para aquellas personas que durante toda su vida llevaron una existencia gris y que de pronto, por azares del destino, se ven encumbrados a una posición política.
A esas personas el cargo les da visibilidad, de pronto la gente se percata de su presencia, los buscan, y ellos se sienten bordados a mano.
El cargo los hace, no hacen ellos al cargo que ocupan. Lo que provoca una absoluta falta de sensibilidad y conocimiento para desarrollar sus tareas de servidores públicos.
Se vuelven visibles por el puesto que les regalan y en automático, el resto del mundo desaparece para ellos. No conocen a nadie, no saludan a nadie.
Esos son los que, como llegaron, se van; sin cumplir con su responsabilidad de servidor público, nadie los extrañará, nadie los echará de menos.
Y en la actual administración estatal hay varios que corresponden a esta descripción.
FAMILIA DE LONGEVOS
Quienes le estén apostando a que Elba Esther Gordillo pueda dejar pronto este mundo, déjeme decirle que están equivocados, su madre, que ayer falleció, tenía 90 años al momento de morir.
Elba Esther se salvó de un cáncer y de las trampas que le han querido poner durante todos estos años para desbancarla del sindicato magisterial, es más, ni siquiera sus errores de pronunciación de la palabra epidemiológica y sus pezones al aire, le hicieron mella, así que, ¡larga vida a la lideresa!
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