México, D.F.-
El día de su cumpleaños número 72 y con un festejo que incluyó pastel y mariachi, con lo cual se conmovió y hasta brindó algunos pasos de baile, Julio Iglesias hizo una confesión: “Mi álbum ‘México’ es el último disco de estudio que hago en mi vida”.
“Lo he decidido desde hace mucho tiempo y es el último. La razón es sencillísima, el estudio es muy complicado para el artista sobre todo al que le gusta estar desde el primer momento del nacimiento hasta el parto. Es trabajoso, inseguro, encerrado y atractivo después hacer algo que te gusta pero en un trabajo desde un año y medio”, expresó en conferencia de prensa, donde negó el retiro o la posibilidad de grabar en directo.
Después de 12 años, el español volvió a interpretar temas en castellano, haciendo honor a un país que reconoció como suyo y a los compositores de los que se enamoró desde pequeño.
“Mi afinidad al pueblo mexicano es profunda y no es una pequeña anécdota en mi vida, sino todo lo contrario, lo siento, lo quiero, lo admiro y siempre me he interesado en saber qué pasa en este país”, admitió.
A la pregunta expresa sobre la situación social y política en el país, admitió que prefiere hablar de lo bueno como el crecimiento que ha tenido a lo largo de los años, el ser progresista y con una cultura rica por su diversidad.
“Voy a ser humilde con la respuesta. Hablar de nuestros países en general y la violencia problemas atrae a la prensa universal; a veces me siento periodista, soy nieto de un periodista y creo lo tengo en alma. Las crisis suceden ancestralmente, la violencia exactamente igual, pero si me preguntan por México es creciente con 115 millones de mezcla de razas, cultura, pintores, literatura, música, tantos recursos naturales.
“La violencia la hay en todos los sitios y por supuesto que hay que corregirlo y por eso tienen instituciones y un gobierno democráticamente elegidas por ustedes desde hace años, nosotros desde hace poco, y tiene que encargarse de solucionar los problemas. La muerte de ocho mil niños en países subdesarrollados por no tener agua potable es la mayor violencia”, admitió quien fuera embajador de la ONU.
Desde su punto de vista, que aseguró puede ser contemplada con las luces del éxito como si de una vida de novela se tratara, le parece que no es fácil hablar.
“Estoy al tanto de lo que está pasando en estos momentos en México, el aniversario de la muerte de los 43 chiquillos y estoy pensando en sus familias, en cómo reacciona a la muerte de un hijo una mamá y un papá y sé lo complejo que es la solución, pero hay que solucionarlo, se debe solucionar y se va a solucionar”.
Julio recuerda muchas anécdotas en tierras aztecas, como el primer día que cantó en las instalaciones de un club frente a tres o cuatro personas por 500 dólares en dos semanas o cuando en un gimnasio de Culiacán se fue la luz y lo desnudaron en el escenario.
“Hoy las únicas palabras que me quedan es dar gracias a la vida y a la gente por darme tantas oportunidades”.
Hace dos meses y medio tuvo dolores en la columna a raíz de un accidente en 1963 que le comprimió el sistema nervioso. Aunque afirma que su salud es buena, mantiene una recuperación de una cirugía de cadera.
“Cada vez que me levanto de un sitio tengo que pensar que me levanto. Se especula mucho con estas cosas, tengo el corazón a 68 revoluciones; me duele todo pero es lógico porque tengo 72 años, pero no me duele el alma y mientras no me duela voy a seguir vivo”.
El cantante dice que no sabía cantar y aprendió, que era feo y se hizo el mejor guapo posible y que nunca anduvo bien pero corrió, por lo que recordó sus épocas de futbolista y habló de los goles del “Chicharito” y de que la selección mexicana ahora con un nuevo entrenador debe mejorar.
“Lo que se queda en mi es la pasión. Si no la tuviera a mis 72 años no estaría aquí, no existiría y es todo lo que yo siento el despertarme con la idea de hacer algo nuevo, duermo peor que antes, me despierto antes y eso es la motivación de mi vida el seguir llegando al oído de las gentes”.
Discussion about this post