Leí las notas derivadas de la reunión de Enrique Peña Nieto con los padres de los normalistas y no hay nada que haga creer que se resolverá este misterio que el sábado cumple un año de estar en el aire.
Un taxista tiene la sabiduría del sentido común, moverse todos los días por una ciudad tan compleja como el Distrito Federal les hace ser reflexivos porque están expuestos a tantas cosas en su diario caminar.
Uno de ellos al escuchar el acento me preguntó que de dónde venía, “de Tamaulipas” le contesté, e inmediatamente agregó “allá las cosas están muy mal”.
Para proseguir, “no las arreglan porque no quieren, nada más que manden la fuerza de seguridad que se necesita y se arregla”.
Pensando en sus palabras creo que son aplicables a lo que sucede en Ayotzinapa, si Enrique Peña Nieto quisiera, éste tema se resuelve, se identifica qué pasó exactamente a cada uno de los 43 normalistas, que creo es uno de sus ocho compromisos, y además se localiza a quienes cometieron semejante atrocidad y se les fincan cargos.
Pero qué sucede en este hermoso país, que los gobernantes como EPN le apuestan al olvido y a la desmemoria. A que la gente “supere” lo ocurrido y se olvide que alguna vez tuvo un hijo estudiando en una normal rural.
Ver sus caras frente a Peña Nieto, sus vestimentas de gente humilde no me provoca más que tristeza, tristeza ante lo lejano que está este gobierno federal de sus sentimientos y su pesar.
Porque como dice el taxista defeño, si Peña Nieto quisiera, este asunto estaría resuelto desde hace muchos meses. Igual que la violencia e inseguridad en Tamaulipas. Pero no quiere. Alguna razón inconfesable tendrá.
LOS EVANGÉLICOS HABLAN FUERTE Y CLARO
Ercel Lewis explicó que aún cuando hay feligresía en Tamaulipas el problema lo representa la inseguridad y la imposibilidad de viajar por las noches, por lo que varios de ellos han optado por alejarse de esta entidad para evitar riesgos.
Relata que él mismo estuvo expuesto a que lo secuestraran, a su hijo, a otro pastor lo atacaron a balazos, además que un evangélico fue asesinado, todo dentro de la ola de violencia que se vive aquí.
Lewis se quejó de lo imposible que resulta viajar de noche por las carreteras tamaulipecas porque se exponen a sufrir atracos.
Las palabras de este religioso se unen a la escalada de violencia contra sacerdotes católicos que en México ha dejado 25 víctimas del 2006 a la fecha.
La declaración de Ercel Lewis coincide con la información donde se revela que el hijo de otro pastor que estuvo en Ciudad Victoria fue aprehendido porque tripulaba una avioneta donde transportaba cocaína. Qué paradoja el padre de este hombre haciendo una labor humanitaria y su hijo en el lado equivocado.
PERSONA NON GRATA
Si usted me pregunta a quién no me gustaría conocer, ni siquiera ver de lejos alguna vez en mi vida, creo que ese ser humano sería el gobernador de Chiapas Manuel Velasco. Este muchacho que se atrevió a darle una cachetada a un colaborador delante de decenas de personas, es alguien que debería ser vetado de toda actividad pública.
Su actuación frente a los demás habla de como es en privado y lamentablemente lo sucedido muestra una personalidad que tiende a abusar de quienes están en desventaja frente a él.
Su ahora esposa Anahí es una mujer que ha trabajado desde pequeña y se ha forjado en un ambiente muy adverso saliendo adelante. El gobernador mano fácil tiene mucho qué aprenderle. Y a propósito, ¿quién está al frente del DIF chiapaneco?, Anahí o seguirá la mamá de este hombre repartiendo discrecionalmente un fondo millonario donde la mayor parte se la lleva la Fundación Teletón según revelan documentos emitidos por el Instituto Nacional de Transparencia. A lo que Velasco, por cierto, no ha respondido ni una sola palabra.
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