Si pedir limosna en una crucero como Reforma y Paseo Colón, o bien, solicitar “una monedita por el amor de Dios” afuera de un centro comercial del sur de la ciudad, significa un ingreso no menor a 300 pesos diarios (mil 500 pesos en semana inglesa), ¿quién diablos va a querer trabajar en un empleo formal, si un obrero maquilador gana entre 600 y 800 pesos a la semana?
Si trabajar en una fábrica, si jornalero de limpia o jardinero para el gobierno municipal, si chalán de albañilería o acomodador de mercancías en los anaqueles de una supertienda, si de despachador de mostrador en una mercería, papelería, zapatería, abarrotera o minisuper, anda en un promedio de 750 pesos semanales de ingresos (esto último algo que personalmente hemos investigado, preguntando en paraderos de camiones y plazas del primer cuadro), ¿quién carajos va a querer andar en eso, en lugar de pedigüeño?
El emplearse formalmente, hoy le queda muy claro a nuestros jóvenes, no tiene futuro, no hay mayor posibilidad de prosperidad.
En cambio, una persona que pide dinero en la calle, mientras haya alguien que le dé una moneda, tiene asegurada mayor expectativa.
Tenemos un gobierno, un estado –y eso que en la frontera norte está mejor la cosa- que con su pasividad, sólo promueve, ya sea la chamba informal o el subempleo.
Somos un país de milusos, porque así le conviene al gobierno.
A la vendimia ambulante está condenado nuestro pueblo y eso mientras todavía haya quien la siga adquiriendo.
PARA LLORAR
Sólo hay chamba de garnachero, de arrastrar el carrito con los “bolis”, el del barril de tepache en las esquinas transitadas, el del carromato de churros con cajeta o de los “jochos”.
Este país, nuestra ciudad está acaparando cantidades sorprendentes de “viene viene”, de “velitas”, de “cerillos”, de limpia cristales parabrisas, o… o lo que sea que esté en la triste informalidad o en la formalidad gacha.
“¿Le cuido el coche, se lo lavo?”, nadie se salva.
“Ándele aunque sea un dólar, bueno una moneda de 10 pesos”, nos dijo una mujer en la primera cuadra de la avenida Guerrero, recién dejamos el puente internacional antiguo.
¡Aunque sea un dólar o 10 pesos!, o sea, esta dama ya no quiere “un peso” como en otros tiempos, ya el descaro es mayúsculo.
¿Hacia dónde va el país, a dónde transita Nuevo Laredo y su gente más necesitada?
NI DE BROMA
La pasada Feria del Empleo ofertó mil 200 empleos, según cuentan los organizadores, pero no se ocuparon ni 300, en el antepasado evento similar, estuvo igual, así lo mismo en todas las anteriores ferias de chambas.
Nadie quiere un trabajo sin sueldo base, pues sólo comerás a medias si te contratas como comisionista, para vender lotes en el panteón o paquetes completos de servicios funerarios.
¿Quién desea ofrecer cuponeras para restaurantes de comida oriental? ¿Quién gastará sus días y sus energías ofreciendo planes de teléfonos celulares o radios de dos vías?
“Aunque sea la funda o el clip”, te dicen los pocos jóvenes que se dedican a eso, rogándote para que les dejes algo.
Un joven no se puede costear ni los pasajes de camión urbano de la casa a la escuela, tratando de colocar antenas de disco satelital con programación básica de televisión.
Ni un padre puede mantener a su familia, vendiendo habitaciones de tiempos compartidos en vacaciones playeras.
JODA Y MALA PAGA
La industria maquiladora en Nuevo Laredo, tiene una rotación exagerada, más de uno de cada 10 obreros, se sale de la fábrica cada mes, para buscar mejores condiciones en otra factoría, hasta que a corto, mediano o largo plazo se desanima de su peregrinar por ese tipo de empleo y cambia de giro, para “ver cómo le va”.
Estos fabricantes andan perifoneando en las colonias de la periferia, donde está la juventud desempleada, pero los muchachos hacen caso omiso a los vehículos con altoparlantes, así como también ignoran los pegotes en las paredes internas de los camiones urbanos.
“Así ha de ser la joda y el mísero sueldo”, justas, precisas y sin merecer mayores explicaciones, son las palabras que salen de la boca de un chamaco de en la primera mitad de sus años 20.
Hoy hay más de 600 empleos disponibles “en las fábricas” (como le llama la raza a tales maquiladoras).
Nuevo Laredo está en los primeros lugares nacionales de los “NiNis”, como se les conoce a los muchachos que “Ni” estudian, “Ni” trabajan.
SÓLO NO SE PUEDE
Y nuestra ciudad, como el estado y el país, no van a ningún lado no ahora, el gobierno municipal hace su parte con lo del Parque Industrial El Progreso que vendrá a generar empleo y se supone que de mejor remuneración que los actuales.
Igual con el presupuesto para la obra pública, de más de mil millones de pesos anuales, una buena derrama para generar empleos, así ha sido en los dos últimos años, pero eso no es suficiente, lamentablemente no.
Y peor aún, no se ve a la Federación y al estado queriendo ayudar a nuestra ciudad, en lo que mejor se sabe hacer aquí, o sea, en el bastión económico del comercio exterior.
No hay visos de arrimar infraestructura necesaria para hacer crecer más a Nuevo Laredo en esa rama, que es la que más emplea y la que más paga.
Operador de camión transfronterizo o de viajes al interior del país, despachador de fletes, encargado de patio, tramitador aduanal, oficinista, montacarguero, bodeguero, mecánico automotriz, talachero o vulcanizador, ésos que andan en el tráfico de mercancías internacionales, ganan más que cualquier obrero de maquila o que una señorita despachando hamburguesas, pizza o pollo frito.
Nuevo Laredo la pasa mal, sin duda, culpa del estado.
Y no nos importa que estemos mejor que otros, ese no es consuelo, ni nuestro problema, con los males que tenemos nos sobra y nos basta.
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