Buenos Aires, Argentina / Julio 6.-
En Argentina, las pandemias nunca llegan solas. Las influenzas que aquejan al país son varias: La tipo A (H1N1), hace estragos por la propia inercia de un gobierno que privilegió las elecciones adelantadas a un plan sanitario para enfrentarla a tiempo.
La política, que sobrevino con la derrota electoral, tiene al kirchnerismo contra las cuentas y su final es incierto, máxime cuando la pareja en el poder se siente acorralada, sin rumbo y el virus, según los infectólogos políticos, afecta la gobernabilidad.
Los especialistas no descartan acusar a la oposición de intentar un golpe de la derecha. Otra hipótesis que Néstor masculla a solas es la de adelantar una vez más las elecciones presidenciales para el 2010, a fin de salvar “algo de lo nada que nos queda”, se sincera ante EL UNIVERSAL un allegado al ex presidente.
En la soledad más absoluta, la presidenta Cristina Kirchner fue a apoyar la democracia en Honduras, mientras la (s) pandemia (s) avanza (n) a placer. Desde el gobierno, las únicas alternativas para enfrentar la gripe A, que ya se cobró por lo menos 46 vidas, parecen ser el reproche, las quejas y las desmentidas.
Para la política, que les va quitando la facultad de poder respirar, la solución por ahora pasa lejos de los enfermos. Está en manos de un grupo de gobernadores ganadores y de la oposición que marcó el “final del kirchnernismo”, como dijo el gobernador peronista de la patagónica provincia de Chubut, Mario Das Neves.
El remedio es el aislamiento. “hay que ‘deskirchnerizar’ al peronismo si queremos ganar en el 2011”, confiesa el menemista Ramón Puerta, diputado electo y uno de los principales operadores del derechista jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri (aspirante a la Presidencia), y, si se cuadra, del precandidato presidencial, Carlos Reutemmann.
Desde la oposición, tanto interna como externa, se esperaba de la pareja en el poder una autocrítica, una convocatoria al diálogo con aquellos que se ganaron en las urnas el derecho a la interlocución. “Pero lo único que se escuchó fue que ellos ganaron en El Calafate (feudo de los K) con 60%, lo que tampoco es cierto”, advierte el otro precandidato a la presidencia, el vicepresidente Julio Cobos.
La de los Kirchner fue una derrota “de la cerrazón de la soberbia, de la mentira y el autoritarismo”, coinciden los analistas. Y no se equivocan: se mintió con los datos de inflación y de pobreza a través del Instituto Nacional de Estadísticas, se mintió con el mentado modelo productivo y con el supuesto progresismo. Pero también se miente y se oculta información sobre los verdaderos números de la influenza A.
No faltan los aliados, como la Madre de Plaza de Mayo o el piquetero oficial, Luis D´Elia, que cuestionan al ex presidente el haber ido acompañado de los barones de peronismo. Le piden que rompa y que encabece una corriente de centroizquierda. “Como se puede encabezar algo que uno no es y no siente, salvo para acumular poder, como lo hizo en estos años”, admite el todavía hombre de confianza de Kirchner.
El final de la H1N1 parece lejano e incierto, tanto como el desenlace de la pareja presidencial. Pero algo queda claro: como las pandemias en Argentina, los derrumbes desde la cima del poder, tampoco llegarían solos.
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