Una soberana estupidez que va en contra de Tamaulipas cometieron el pasado viernes 11 de diciembre los diputados locales, con excepción de unos cuantos de oposición y los tres del PRI de los Distritos de Reynosa, al aprobar las cuentas públicas del senador -(¿corrupto?, ya hasta tengo dudas)-, Francisco García Cabeza de Vaca cuando fue alcalde de Reynosa de 2005 a 2007.
Ahora resulta que para la mayoría de los legisladores, aclaro, salvo los que votaron en contra del dictamen del auditor superior del Congreso, Cabeza de Vaca es una blanca paloma que merece recibir el Premio Nobel por la sana administración que encabezó.
Está bien que la bufalada sólo recibió órdenes de más arriba para cometer ese agravio a Tamaulipas, interpretándose como el inicio de la pavimentación del camino para que Cabeza de Vaca tenga muchas posibilidades de ser el próximo gobernador del Estado.
Sobre la decisión de Miguel Víctor Salman Alvarez, titular de la Auditoría Superior del Estado (ASE), me queda una gran duda: en la absolución que firmó a favor de Cabeza de Vaca ¿tuvo que ver uno de sus antecesores, Raúl Hernández Chavarría, hermano del diputado local por Tampico?
Porque hay que recordar que Hernández Chavarría, Raúl, no Eduardo el diputado, era el auditor superior cuando Eugenio Hernández Flores hizo la faramalla de soltarle los perros a Cabeza de Vaca cuando ere alcalde.
En 2007, la supuesta madre de todas las auditorías que desplazó inspectores, contralores y una tribu de auditores que hurgaron en la presidencia municipal y en la Comapa de Reynosa, supuestamente iba a llevar a la cárcel a más de un funcionario panista.
Pero pasaron las semanas, los meses y los años; Hernández Flores dejó de ser gobernador en 2010, y Hernández Chavarría renunció a la titularidad de la ASE un año antes, y absolutamente nada pasó. Sólo las cuentas públicas pasaron de legislatura a legislatura.
Pero vino diciembre de 2015, y en una votación que sembró muchas dudas por los tiempos políticos y de decisiones en el PRI, resultó que Cabeza de Vaca fue absuelto y casi elevado a los altares por una decisión tomada dentro de Palacio de Gobierno.
¿Será que el gobernador Egidio Torre Cantú quiere así presionar para que su favorito Alejandro Etienne sea el candidato a sucederlo? ¿Y de no serlo mandar el mensaje que tiene su plan B, su válvula de escape en Cabeza de Vaca?
Porque muy cierto es que aún está muy lejano el Día de los Inocentes.
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