Dicen que un plato de arroz le cambió el destino a Gabriel García Márquez. Fue en 1961, en Nuevo Laredo. La ruta natural por tren lo guió hasta ahí cuando la agencia cubana Prensa Latina lo echó de su puesto como corresponsal en Nueva York porque no era comunista.
La anécdota fue registrada en su libro “Vivir para contarla”. El escritor colombiano, así lo describe: “en un restaurante comimos un arroz a la mexicana y Mercedes dijo: yo no me voy de un país que hace un arroz así”.
Gabriel García Márquez volvió 47 años después a esta ciudad, pero ya no había tren de pasajeros ni las calles de antaño, ni ese Laredo al estilo “western” como lo describe en sus memorias.
El Premio Nóbel de Literatura vio con asombro la estación ferroviaria en la que un día tomó un vagón del “Aguila Azteca” rumbo a la Ciudad de México.
Ahora, el lugar es un Centro Regional de Promoción Literaria que desde el 4 de septiembre lleva por nombre “Estación-Palabra Gabriel García Márquez”.
“Hace 47 años llegué aquí de contrabando, venía huyendo”, se le escuchó decir al cruzar el umbral.
Sus ojos redondos lo escudriñaron todo cuando entró al recinto cultural de mil 800 metros cuadrados y otro detalle incluyó la bienvenida.
“Los cien años de Macondo sueñan, sueñan en el aire, y los años de Gabriel Trompetas, trompetas lo anuncian”.
La voz de Oscar Chávez, surgida de unos parlantes, entonó la melodía “Los cien años de Macondo”, compuesta por Daniel Camino Díez “Canseco”, en honor a la obra maestra del colombiano: “Cien años de soledad”.
El presidente municipal de Nuevo Laredo, Ramón Garza Barrios y su esposa Rebeca Canales lo guiaron por la nueva estación dedicada a la palabra, a la cultura, al libro, a las letras, a la literatura; a él, máximo icono latinoamericano del periodismo, del cuento y la novela y del realismo mágico.
Procedente de Monterrey, Nuevo León, donde un día anterior había entregado el Premio Nuevo Periodismo, García Márquez llegó acompañado de su esposa Mercedes Barcha. Sigue Tiene Gabriel García. dos. Barcha.
Discreto, enfundado en un traje azul marino, saludó a las personas que los acompañaron en la inauguración de este nuevo espacio considerado único en el noreste mexicano.
Ahí hay más de seis mil libros de arte, literatura y otros temas, además de empezar a reunirse el acervo literario más completo de autores de Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila y Texas.
“Es un gran gozo para nuestra ciudad que usted, querido Gabriel, esté con nosotros. Hoy es un día memorable, hoy le podemos decir a los hombres y mujeres de Nuevo Laredo que tenemos palabra, mucha palabra”, le dijo Garza Barrios.
Luego, como pocas veces lo hace, tomó un micrófono y dijo: “Estoy emocionado, me he quedado sin palabras. Muchas gracias”.
El recorrido abarcó todos los espacios con los que cuenta el lugar: la hemeroteca, la biblioteca, el auditorio para conferencias, la galería para exposiciones, el área infantil de lectura, la sala de medios electrónicos, la cafetería, la librería y los espacios individuales para creación literaria, entre otros.
“Gabo” y su esposa arribaron a Nuevo Laredo alrededor de las 13:00 horas. Además de “Estación Palabra” fue llevado al crucero de 15 de Junio y Guerrero.
En ese lugar, a media cuadra del puente internacional uno, aún permanece con el mismo nombre el restaurante “Alicia”, lugar donde García Márquez comió un caldo de res y arroz frito como la vez que llegó sin dinero en el bolsillo y con los temas agotados para escribir. Ahí donde su esposa Mercedes dijo un día: “Yo no me voy de un país que hace un arroz así”.
Discussion about this post