No hay duda de que la política partidista es un buen negocio para quienes le hallan la manija a las cajas fuertes de los dineros públicos. Y si no, que lo digan los dueños del Partido del Trabajo, el nuevoleonés Alberto Anaya y la mafia que lo secunda empezando por su esposa Guadalupe Rodríguez. El PT es un filón de oro para estos personajes públicos, que se acaban de apuntar un triunfo estruendoso que les permite seguir pegados a la ubre presupuestal.
Todo por una justicia muy politizada, pues en la elección de junio de 2015 el Partido del Trabajo (PT), obtuvo el 2.96% de los votos, un 0.04% menos del exigido mínimo legal de 3% para conservar su registro. Por tanto, debería ser ya un partido político estatal en Nuevo León, todo porque la votación que arrastró “El Pato” Zambrano le dio una diputación local, por la vía de representación proporcional.
Sin embargo, los descarados propietarios del PT recurrieron a la impugnación de 40 distritos, con marchas en las calles, acarreando a sus seguidores a llorar por la cancelación de su registro nacional.
No había vuelta de hoja, porque el asunto era de simple aritmética, los números no daban y punto. No obstante, usted, lector (a) ya sabe los alcances del griterío y las protestas. Por eso la autoridad electoral modificó impunemente los resultados en algunos distritos sin variar los ganadores, pero incrementando el número de votos del PT. Parecía que ahí terminaría todo pues ni así logró la cifra necesaria, pero se anularon las elecciones en el primer Distrito Federal de Aguascalientes, se repitió la elección, y aunque ganó el mismo partido que en la elección de junio, el PT pudo incrementar su votación en 2 mil sufragios, con el fin de alcanzar el 3.1% de los votos para seguir siendo un Partido Político Nacional. Y seguirá gozando de los millones de pesos que otorga el INE.
Pero usted paciente lector (a), entérese cómo hay peleas muy aguerridas de otros avorazados como los del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) que cometió en la última elección 42 infracciones a las normas electorales, desde spots con datos falsos (vales de medicina en el IMSS), “lentes verdes” gratuitos, hasta distribución de tarjetas platino. Las multas iban de los 4 a los 88 millones de pesos, que pagó con tal de seguir en la contienda como aliado del PRI, que es como se alimenta la burocracia “verde”.
Cometer infracciones una y otra vez fue motivo para su descalificación durante el proceso electoral e incluso la pérdida del registro, pero encontró aliados en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que, seguramente por presiones de la Secretaría de Gobernación, simplemente sancionó económicamente con un monto de unos 600 millones de pesos.
Claro que no podemos demostrar que la SEGOB esté atrás de esas presiones, pero tenemos derecho a la sospecha conociendo cómo se arreglan lo oscurito estas cuestiones partidistas, y más cuando Miguel Ángel Osorio Chong nombró subsecretario de prevención y participación ciudadana a Arturo Escobar, al dejar la dirigencia del PVEM. Y ni siquiera al ser exhibido como actor importante en la distribución de las tarjetas Platino, que daban a los militantes del Partido descuentos en diversos comercios. Si no es por esa denuncia no se le hace renunciar al cargo y ser objeto de una averiguación previa con solicitud al calce a un juez para ordenar su aprehensión.
Sin embargo todo quedó en un estallido distractor y el hombre metió una queja ante las Comisiones de Derechos Humanos nacionales e interamericanas porque se dice inocente y ahora maltratado públicamente, ya que inclusive un hermano de él resultó socio en una constructora con la que el Partido Verde hacía negocios inmobiliarios y se quedaba con el patrimonio que era de dicho partido.
La impunidad protege a estos tipos, porque el poder presidencial los necesita para sus enjuagues. Ah, siempre y cuando sus dueños reciban flujos de dinero a raudales. Al fin que el pueblo-pueblo se queda siempre como el chinito, “nomás milando”.
¡Qué le vamos a hacer si así es la política partidista en México: un gran negocio de vivales y gobernantes!
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