Ciudad del Vaticano.-
El Papa Francisco advirtió hoy que la oración es encomendarse a Dios y no “pedir algo”, “rezar para estar bien” como si uno “tomase una aspirina” o “un negocio”.
Improvisando, el líder católico dirigió estas palabras a más de 80 mil fieles seguidores del Padre Pío de Pietrelcina, el santo más famoso de Italia y uno de los más conocidos del mundo, a quienes dedicó una audiencia pública en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
“No es así, ‘yo rezo para obtener esto’, porque eso es un negocio. No es así, la oración es otra cosa, es una obra de misericordia espiritual, que quiere llevar todo al corazón de Dios: ‘toma tu que eres padre’. Es simple, es esta relación con el padre. Es un don de fe y de amor, una intercesión que se necesita como el pan”, señaló.
A los feligreses, llegados desde todas partes del territorio italiano y más allá de las fronteras, les precisó que para cuidar a los enfermos se necesita humanidad, como lo quería el Padre Pío que fundó el hospital “Casa Alivio del Sufrimiento”.
“Los seres humanos necesitan siempre de algo más de un cuidado solo técnicamente correcto. Tienen necesidad de humanidad. Necesitan de la atención del corazón”, dijo.
“Puede ser que, mientras se medican las heridas del cuerpo, se agraven las heridas del alma que son más lentas y a menudo más difíciles de sanar. Sólo la proximidad y la oración pueden ayudar a curarlas”, agregó.
El encuentro tuvo lugar en el marco del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, el año santo convocado por el Papa cuyos protectores son el propio Padre Pío y Leopoldo Mandic (1866-1942), un sacerdote capuchino italiano famoso por ser un infatigable confesor.
Pío de Pietrelcina (1887-1968) se hizo muy conocido en su tiempo por sus cualidades místicas que incluyeron la bilocación (capacidad de aparecer en dos lugares al mismo tiempo), el conocer el pensamiento de las personas y el haber recibido los estigmas, las mismas heridas de Cristo.
Por voluntad del Papa Francisco, los restos incorruptos de ambos santos fueron llevados a la Basílica de San Pedro este viernes 5 de febrero, acompañados por miles de personas en su recorrido por las calles de Roma.
Es la primera vez que el cuerpo del Padre Pío, cubierto en su cara por una máscara de látex, deja San Giovanni Rotondo, la localidad del sur de Italia, donde el fraile franciscano desarrolló prácticamente toda su labor pastoral.
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