Los malos fans

De acuerdo con Wikipedia, un fan es una persona que siente gusto y entusiasmo por algo o alguien. El término se utiliza en particular en el deporte y el arte, para referirse a admiradores de una persona, grupo, equipo u obra.

En pocas palabras, es una persona que adora lo que hace alguien más y en ese sentido creo que todos hemos sido fans en algún momento de nuestra vida, sin embargo, a veces lo somos de momento y el amor que profesábamos a ese actor o cantante, a ese jugador de futbol o a ese equipo en especial, se diluye como bicarbonato bajo un chorro de agua.

También somos fans por imitación. A lo mejor ni nos gusta serlo, pero porque nuestro mejor amigo o alguien especial para nosotros lo es, le seguimos el juego, pero nos olvidamos del asunto tan rápido que ni nos damos cuenta.

Las categorías de fans son muchísimas, podríamos pasarnos toda una tarde hablando de ellas y desmenuzándolas. Lo que me produce cierta curiosidad es en qué rubro podríamos colocar a los fans de muchas famosas, en este caso de Lady Gaga.

La mujer, quien nunca ha sido santo de mi devoción, pero cuya carrera en los últimos años se ha alejado de lo superficial para realmente dedicarse a lo que ella siempre quiso ser: una artista completa, tuvo una brillante actuación interpretando el Himno Nacional de Estados Unidos antes del Super Bowl 50.

Gaga estuvo simplemente sublime. Refrendó el concepto que tengo de ella desde que sacó ese espléndido disco de jazz junto a Tony Bennett llamado “Cheek to cheek” y más aún se ensalzó por encima de aquel magistral homenaje que hizo a Julie Andrews en la ceremonia del Óscar del 2015.

La artista simplemente se puso a la altura de Whitney Houston quien en 1991 también tuvo ese honor.

Pero ¿qué sucedió? Los fans simplemente le dieron la espalda y hablaron pestes. Que si el atuendo (confeccionado por Gucci para la ocasión), que si el maquillaje, que si se hizo cirugía estética, que si el peinado, que si los zapatos. Una y mil críticas, pero ninguna constructiva.

Los más atrevidos ya la llaman ¡vieja, pasada de moda, obsoleta! Y yo quisiera saber qué significa para ellos ¡vieja, pasada de moda, obsoleta!, adjetivos muy duros para alguien que hace menos de siete años era la sensación entre el público de veinteañeros.

(PD: Esos veinteañeros de 2009 hoy ya están en la segunda mitad de sus veintes y pronto llegarán a los treintas, así que chiquitos no están).

Lady Gaga se está atreviendo a ser y hacer lo que muchas tenían que haber sido y hecho en su momento, pero por temor a perder público se quedaron en lo mismo. Y, de cualquier forma, perdieron público y terminaron frustradas y olvidadas.

Para mí, y para cualquiera que sepa darle una verdadera dimensión a la palabra artista. Gaga está convirtiéndose en eso. O se dio cuenta, o su mánager se dio cuenta de que cantarle a los chavitos fue bueno en su momento, pero esos chavitos crecen, sus intereses se transforman y la generación que viene detrás trae a sus propios ídolos.

Aunque no lo crean, por años me dediqué a analizar por qué muchos ídolos juveniles no rompían esa barrera que parece infranqueable y no se permitían crecer a nivel artístico.

Y la respuesta fue: los fans tienen mucha culpa. A veces, no dejan que su cantante crezca, lo obligan a permanecer en una terrible zona de confort.

Por las mismas de Lady Gaga está· Gloria Trevi, quien quizá· por primera vez en sus casi 30 años de carrera, se asumió como lo que es, una cantante e intérprete de primera línea, y desafiando el clamor de sus seguidores, se aventuró a sacar un disco que nada tiene qué ver con “Pelo suelto” ni “Zapatos viejos”.

Muchas veces, el amor de un artista (aunque yo lo llamaría temor) por sus fans le impide desarrollarse como quisiera.

Pero eso que hicieron Gloria y Lady Gaga se llama tener agallas, se llama no quedarse muy contenta cantando “Brincan los borregos” ni “Alejandro”.

Se llama amar su carrera y buscar desafíos. Seguramente en el camino perderán, o perdieron, a muchos fans, pero también encontraron otros porque son pocos los famosos que se detienen a pensar: malos fans hay muchos, pero carrera sólo hay una.