Buenos Aires, Argentina.-
El presidente argentino Mauricio Macri denunció hoy que el gobierno de su antecesora, Cristina Fernández de Kirchner, mintió de manera sistemática y le entregó un Estado desordenado, marcado por la corrupción, militancia y una cultura del enfrentamiento.
Macri no escatimó críticas al kirchnerismo durante el primer discurso que ofreció ante la Asamblea Legislativa al inaugurar el periodo de sesiones, ceremonia que el jefe de Estado de turno protagoniza cada 1 de marzo y que equivale a un informe de Gobierno.
Como el presidente recién asumió en diciembre pasado dedicó la mitad de un discurso, que duró una hora, a describir la “pesada herencia”, como ha bautizado el oficialismo el presunto “desastre” que dejó la ex presidenta.
“Quiero ser claro sobre el punto de partida, venimos de años en los que el Estado ha mentido sistemáticamente borrando la línea entre verdad y fantasía, la credibilidad y confianza fueron destruidas, encontramos un Estado desordenado y mal gestionado”, explicó ante los congresistas.
Aseguró que “faltan papeles, no hay estadísticas, cuesta encontrar un papel. De 2006 a 2016 pagamos casi 694 mil millones de dólares más de impuestos que en la década del 90 y pese a eso encontramos un Estado con dificultades”.
Macri advirtió que el kirchnerismo gobernó con “falta de planeamiento, corrupción, desidia e incompetencia”, lo que se tradujo en un Estado “con poca o nula capacidad para resolver sus obligaciones”.
El modelo de inclusión y crecimiento del que tanto habló el gobierno anterior, afirmó, “nos llevó a la pobreza y la exclusión”, con uno de los mayores niveles de inflación del mundo.
“Encontramos una delicada situación fiscal, una de las peores de las últimas décadas, por la irresponsabilidad e incompetencia de la gestión anterior, nos encontramos con un país lleno de deudas de infraestructura, sociales, de desarrollo”, dijo.
También aseguró que “en cada área de gobierno hemos encontrado falta de transparencia, ineficiencia y corrupción, pero la corrupción no puede ni debe crear impunes”.
El presidente fue abucheado en varios momentos por los legisladores kirchneristas, pero de inmediato lo cobijaban los aplausos de los oficialistas, que incluso celebraron que se hubiera equivocado y repitiera un fragmento de su discurso referido a la negociación con los fondos “buitre” (especuladores).
Macri convocó al Congreso a avalar el preacuerdo firmado con estos acreedores para terminar un conflicto de 15 años, pero evitó precisar que esto le costará al país un nuevo endeudamiento por 15 mil millones de dólares.
Después de denunciar al kirchnerismo, el presidente dedicó la segunda parte de su mensaje a ratificar sus promesas de campaña, como la necesidad de diálogo, pese a que sus primeras medidas de gobierno fueron decretos que nombraron jueces o modificaron leyes sin ningún respeto por el Congreso.
También denostó la violencia institucional, pero nada dijo de la irregular detención de la líder social Milagro Sala, considerada por algunos como presa política de su gobierno, ni de los niños que el mes pasado fueron heridos con balas de goma por policías en un barrio de Buenos Aires.
Aunque insistió en que una de sus metas es crear trabajo, nada dijo de los casi 30 mil despidos que se han registrado en el ámbito estatal y privado desde que comenzó a gobernar.
Por otra parte, adelantó que enviará al Congreso iniciativas para combatir la corrupción, una ley de acceso a la información y una ambiciosa reforma electoral que ya consensuó con el resto de las fuerzas políticas.