Las reformas legislativas para despenalizar el aborto en la Ciudad de México ponen a la capital mexicana a la vanguardia en el tratamiento del aborto en América Latina, afirmó la antropóloga mexicana Marta Lamas.
En un artículo de opinión publicado en el diario El País, la también directora de la revista Debate Feminista explicó que la despenalización del aborto en el Distrito Federal “representa un parteaguas, no sólo para la Ciudad de México, sino para todo el país”.
Recordó que después de muchos meses de discusión, la Suprema Corte de Justicia de México resolvió hace unos días que es constitucional la despenalización del aborto antes de las 12 semanas, aprobada por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
Lamas destacó la importancia de la medida ya que “el concreto derecho a decidir de las mujeres fue priorizado sobre un abstracto derecho a la vida, al tiempo que la votación favorable de ocho magistrados sobre once sienta jurisprudencia”.
“Esta reforma pone a la ciudad de México a la vanguardia del tratamiento penal en relación al aborto en América Latina, con argumentos que calan hondo en el imaginario colectivo y con una experiencia de organización ciudadana que puede ser llevada a otras latitudes”, agregó.
Lamas expuso que desde que se promulgó la despenalización el 27 de abril del año pasado hasta la resolución de la Suprema Corte de Justicia del 28 de agosto, más de 12 mil mujeres han abortado
legalmente, recibiendo una atención excepcionalmente cuidadosa.
“Más del 20 por ciento de las mujeres que han solicitado un aborto se han desistido, luego de pasar por la consejería. Y, dato trascendente, el año de vigencia de la reforma coincide con una disminución en la cifra de criaturas recién nacidas abandonadas en la calle”, añadió.
La feminista mexicana subrayó que este proceso ha tenido voces a favor y en contra y que, mientras la jerarquía de la Iglesia católica profería amenazas de excomunión y salía a la calle, “en una de las
audiencias públicas un sacerdote dominico hablaba a favor de la despenalización”.
Apuntó que mientras los abogados católicos amenazaban con la debacle moral, Jesús Zamora Pierce, ex presidente de la Academia Mexicana de Derecho Penal, argumentaba públicamente por qué el aborto no puede ser considerado delito.
En el mismo sentido, mientras las fuerzas conservadoras salían en peregrinaciones, los intelectuales y los científicos del país manifestaban su apoyo a la despenalización con inserciones pagadas en la prensa.
“Mientras las mujeres conservadoras rezaban en las iglesias, las feministas marchaban acompañadas de sindicalistas, estudiantes y ciudadanía amplia y sencilla, cantando “Quiten sus rosarios de mis ovarios”.
Afirmó que en este proceso hay que felicitar “a los magistrados y magistradas que abordaron la cuestión del estatuto jurídico del aborto con republicanismo laico” y “lamentar el intervencionismo de la Iglesia católica, que se aferra a la cantilena de “defensa de la vida” para atacar y amenazar a quienes no comparten sus creencias”.
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