México, D.F.-
Tras la crisis de 2008, la desigualdad de ingresos se elevó en las naciones integrantes de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), aunque México fue la excepción.
Así lo afirmó la directora del organismo en México para América Latina, Eugenia Garduño Whitson, quien expuso que a pesar del avance de los últimos años, la desigualdad en el país aún es comparable con el promedio de la OCDE.
En la inauguración de la Reunión Intermedia Anual de la Red Latinoamericana de Políticas Públicas de Desarrollo Regional, expuso que ante los retos que hay para revertir esta problemática, es importante establecer medidas que tengan un enfoque integral y multidisciplinario.
“La desigualdad de ingresos se ha incrementado en los países de la OCDE a raíz de la crisis de 2008, sin embargo, México es la excepción a esa tendencia, dado que en los últimos años se ha logrado reducir esta enorme desigualdad”, sostuvo.
No obstante, sigue siendo un problema que “no es menor”, pues datos de la OCDE indican que el ingreso promedio de 10 por ciento de la población más rica fue 27 veces de lo que reportó el 10 por ciento más pobre en 2007, refirió el subsecretario de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), Alejandro Nieto.
Asimismo, refirió que en 2011, el 10 por ciento más pobre de los mexicanos captó 1.2 por ciento del ingreso total del país; mientras que 10 por ciento más rico recibió 36.7 por ciento; además que a lo largo del territorio nacional se pueden ver dos o tres mexicanos diferentes.
De ahí que el gobierno federal estableció Planes de Desarrollo Regional para las tres regiones del país (centro, norte y sur-sureste), las cuales hacen una lectura del territorio que parte del sistema urbano rural, con redes que crean sinergias que las hagan más competitivas.
El director de la Sede Subregional en México de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Hugo Beteta, comentó que se debe trabajar para “desterrar el título de ser la región más desigual de la tierra”.
Refirió que la desigualdad regional forma parte de una desigualdad más amplia, por lo que deben corregirse las disparidades, que haya convergencia en materia de ahorro y financiamiento, entre otros.
Es necesario avanzar hacia un cambio estructural, porque “la desigualdad regional es un problema de las naciones como un todo”, dijo.
El directivo añadió que México ya se sumó a la generación de planes de desarrollo regionales que ya presentan algunos países de Latinoamérica.
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