En el Congreso locaol parece que al fin se deciden a hablar sobre feminicidio. Un término que fue adicionado al código federal gracias a las gestiones de la investigadora de la UNAM, y lesgisladora Marcela Lagarde.
Esta palabra encierra más que la definición de que feminicido es cuando se asesina a una mujer por el hecho de serlo. Es la certeza de que en Tamaulipas aún está pendiente su aplicación y las características que ello conlleva.
Estamos claros que no se trata sólo de incluir en el código penal la palabra feminicidio, es definir específicamente bajo qué condiciones tuvo que ocurrir el asesinato para ser considerado un crimen de este tipo.
No es fácil su definición, y no porque no podamos entenderla a las primeras de cambio, sino por lo que implica en una sociedad machista y misógina. Cómo encuadrar los ataques hacia mujeres que mueren cada año, casi siempre a manos de sus parejas. Cómo presentar ante la sociedad este hecho que debiera horrorizar y que sin embargo, siempre hay intenciones de disculpar a quien lo comete.
Cuando se dice que la mujer pudo haber denunciado y evitado su muerte violenta, es muy fácil decir que por eso suceden las agresiones hasta la muerte. No nos ponemos a razonar en la ausencia de una sensibilización en las instancias que se encargan de aplicar la justicia.
Si para no ir más lejos, alguna vez entrevistando a un funcionario que se encarga de algo relacionado con poner en práctica los juicios orales, este hombre decía que todos los homicidios son iguales. Que no había razón de legislar el feminicidio.
Hoy vemos que no es así, si las y los legisladores de Tamaulipas se deciden de una vez a afrontar que no se puede seguir soslayando legislar sobre feminicidio, significa que en esta entidad tenemos el problema y grave.
Legislar implica analizar y dictaminar las penas a aplicar a quien cometa esta clase de homicidio. Las penas deben hacerse más duras, pero a la par la sociedad requiere una campaña clara y profesional acerca de este tema.
Se necesita cambiar el estereotipo de que la mujer pertenece al hombre, que si éste la golpea y maltrata es porque o ella se deja, o porque es una forma de demostrar que la quiere.
La sana convivencia entre los miembros de la sociedad tiene que fortalecerse en Tamaulipas, donde el alto grado de violencia e inseguridad ha trastocado los valores.
Las mujeres desde niñas tienen que ser educadas a identificar las violaciones a sus derechos humanos, la restricción de su libertad de pensar y actuar. Y a los hombres se les tiene que reeducar, desde las familias, pero también en las escuelas deberán de cambiarse las reglas y contribuir a formar una sociedad paritaria. Donde ellas y ellos sepan reconocer sus derechos sin lastimar a los otros y otras.
Què bien que se comienza a pensar en este tema desde el Congreso, pero tienen que darle celeridad, el tiempo se les acaba señoras y señores.
Cuando logremos una ciudadanía responsable, conocedora de sus derechos y obligaciones, no habrá feminicidios.
Hay que ir por una sociedad paritaria en Tamaulipas.
LA PREGUNTA DE BALTAZAR
Me llegó un mensaje a mi celular, firmado dizque por Baltazar, donde preguntan “por el bien de Victoria cual (sin acento, ni reglas gramaticales) consideras que es tu principal necesidad y la de tu familia”, a ver cuántos contestarán al cuestionamiento. Esta clase de encuestas suena a hacerle la chamba a los flojos, para que después lleguen con el candidato en cuestión con la novedad de que descubrieron el agua caliente.
Y como la desconfianza es mucha, como dice Efraín Klerigan en su artículo sobre robo de votos y hackeo, pues es mejor quedarse con la duda y no alimentar bases de datos, que en principio habría que cuestionar de dónde sacaron los números de nuestros teléfonos, quién se los proporcionó.
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